Lunes 12 de octubre de 2015, p. 7
El lenguaje es un mundo paralelo, magia pura, según el poeta Alberto Blanco.
Durante la presentación realizada ayer en el Palacio de Bellas Artes de su libro Poesía visual, y ante un público en su mayoría joven, explicó que en un país como el nuestro, tan espantosamente desordenado, mi trabajo como artista es meter orden, proponer belleza, una alternativa diferente. Eso entiendo por contracultura, no ir a mentarle la madre al respetable, eso se lo dejamos a los políticos, que lo hacen de manera constante
.
El autor dijo que siempre le preguntan por qué no escribe un poema sobre Ayotzinapa, o por qué en su obra no aparecen las matanzas, los ataques, tristemente lo de siempre
, a lo que responde: “Si viviéramos en un país decente, otra cosa sería, pero vivimos en un país que es un desastre y en una ciudad con un caos restante; entonces lo más fácil sería escribir cosas terribles, violentas y agresivas que reflejen la realidad de todos los días, pero esa no es mi actitud con mi trabajo.
“Como dice John Cage: ‘donde hay mucho orden un artista debe meter desorden, y donde hay mucho desorden hay que poner orden’. En un país como el nuestro mi trabajo es meter orden. Contracultura es hacer propuestas a contracorriente.”
Respecto de Poesía visual (coedición entre Ediciones Del Lirio y la Dirección General de publicaciones del Consejo Nacional de las Culturas y las Artes; incluye obras publicadas en otros de sus libros), Blanco señaló que “la palabra suena, la palabra evoca imágenes; oído y vista son fundamentales en ellas, pero existe un tercer elemento, misterioso, que es en el que pocos ponen atención, pero que es una de las materias primas de los poetas: la forma en la que el lenguaje representa al mundo.
Es inverosímil que la palabra árbol represente un árbol, sin saber cuál, y la usamos todo el tiempo de la manera más inconsciente. Es decir, la palabra amor no es el amor, la palabra democracia no es la democracia; damos por sentado que las palabras son del mundo, y no, las palabras son sólo palabras. La poesía trabaja con esos aspectos sobre todo, con esa misteriosísima capacidad de reproducir el mundo.
La poesía visual en la que Blanco lleva años trabajando “pone atención al aspecto que tiene que ver con el ojo y la imagen, pero no sólo eso, sino que el lenguaje escrito por sí mismo propone imágenes. Paul Klee decía que escribir y dibujar eran lo mismo. Los tlacuilos del México antiguo describían con imagen y eran la misma cosa, y entre los griegos los verbos escribir y dibujar eran un solo vocablo.