A veces es mejor no enterarse de la enfermedad que se padece, el saberlo no sólo puede cambiarle la vida a una persona de forma radical si no llevarla incluso a pensar en el suicidio.
“El valle del asombro” muestra esta reflexión y cuestionamiento hacia la ciencia y los estudios sobre los misterios del cerebro humano, obra con la que Peter Brook atrapó al público del 43 Festival Internacional Cervantino.
Como ya es tradición con su teatro minimalista, el creador a sus 90 años de edad, sin haber viajado a Guanajuato, fue capaz de dar una lección a los dramaturgos y a los escenógrafos sobre una realidad que enfrenta el teatro y demostrar que para montar una obra de teatro no es necesario realizar las grandes inversiones en una espectacular escenografía y con ello obtener un excelente producto teatral.
En esta propuesta los actores de primera línea jugaron un papel fundamental.
La actuación de Kathryn Hunter, Marcello Magni y Héctor Flores, bajo la dirección de Marie-Hélène Estienne, pareja de Peter Brook, fue determinante en esta dinámica y atractivo juego teatral, con todos los calificativos que se le puedan dar, ya que obliga al espectador a reírse de una trágica realidad que agobia a quien vive con Sinestesia, pero sobre todo a cuestionarse qué tan benévolo o no puede ser saberse sujeto de un padecimiento neuronal que aún la ciencia es incapaz de dar una respuesta o un alivio a quién vive y a quien la sufre.
Peter Brook es genial, es duro al presentar a Samy Costas, una persona con sinestesia, que por su padecimiento es despedida de un periódico y termina trabajando en un show de magia.
El caso está inspirado en la vida de Solomon Shereshevski, publicada en el libro “La mente de un mnemonista”.
Samy es presentada como un fenómeno de circo por su fantástica memoria. En un principio resulta cómico pero conforme va acumulando tanta información su caso se complica casi hasta la locura, al grado de suplicarles a los médicos que la están tratando que la ayuden a olvidar.
Esta obra resulta una sátira, una burla planteada por Peter Brook sobre el estudio del comportamiento humano, lo presenta como un show aunque con este planteamiento deja claro la máxima “el arte de mentir y mentir es un arte”.
La obra se presenta nuevamente este sábado a las 18:00 horas en el Teatro Principal.