El ánimo de la gente se restaura, hace un año el ambiente era de luto, preocupación, tristeza; con el paso del tiempo los sentimientos se transformaron en coraje, decepción y miedo a que no se hiciera nada por remediar el problema.
Aunque en menor medida la gente ya cultiva su tierra; aunque aún no se instalan las potabilizadoras, en la mayoría de las comunidades ya hay agua potable, de pozos nuevos o de algunos que ya fueron liberados por las autoridades.
Quizá sea por resignación o porque les han dado armas para recobrar la confianza, pero los pobladores de estos siete municipios que resultaron afectados, se incorporan a la vida de nuevo.
El reclamo sigue siendo el mismo:
No existe seguridad de que el agua potable y la de los pozos está limpia, no se hicieron los pagos de forma correcta y falta gente por recibir recursos para resarcir los daños.