
Aplicadas y Decorativas de Moscú
No es la primera ocasión que se trae a Rusia la obra de Vladimir Kibalchich Russakov, el joven que, junto a su padre, el revolucionario y escritor ruso Victor Serge, se exilió en México en septiembre de 1941, pero las anteriores tuvieron escaso eco en esta capital.
Prohibido durante la época socialista, apenas en 1999, sólo ocho años antes del colapso de la Unión Soviética, Vlady tuvo la satisfacción de mostrar su obra en San Petersburgo, donde nació en 1920, aunque se trató de unos cuantos trabajos gráficos de colecciones privadas.
En 2004 cumplió su sueño de regresar con su arte a la patria a través de la ciudad del destierro de su padre
, Oremburgo, al donar al Museo de Artes Plásticas de esa ciudad 160 aguafuertes que desde entonces se exhiben ahí.
Parte de esa colección sirvió de base para la exposición que, un año más tarde, se llevó a cabo por primera vez en Moscú, en el Museo de Bellas Artes, que estuvo dedicada al 85 aniversario del maestro, quien falleció tres días después de la clausura.
Ahora, tras 10 años de su muerte en Cuernavaca, Vlady de nuevo está en casa, con su público ruso, que es tan suyo como el mexicano.