La labranza de conservación o agricultura de conservación es un sistema de laboreo que realiza la siembra sobre una superficie del suelo cubierta con residuos del cultivo anterior, con lo cual se conserva la humedad y se reduce la pérdida de suelo causada por la lluvia y el viento en suelos agrícolas con riesgo de erosión.
INCREMENTA LA CAPACIDAD PRODUCTIVA Y SE AHORRAN COSTOS
Con esta práctica se incrementa la capacidad productiva del suelo, se aumentan los rendimientos y se reducen los costos de producción hasta en mil 550 pesos por hectárea, en un cultivo como el trigo, el cual es de los más importantes, por ello es necesario buscar nuevas técnicas como la Labranza de Conservación, dijo Ernesto Páez Danzos, ingeniero en Biosistemas.
Durante su participación en el tercer Congreso Nacional de Biotecnología y Ciencias Alimentarias que se desarrolló en el Centro de Estudios Estratégicos y de Negocios del ITSON, donde presentó el proyecto de Evaluación de Labranza de Conservación de Trigo Duro contra Labranza Tradicional, Páez Danzos, dijo que este programa se desarrolló en el block 1828 lotes seis y nueve del Valle del Yaqui.
MATERIALES Y MÉTODOS
En una parcela de 20 hectáreas se sembró trigo duro con el método de labranza de conservación a una densidad de 150 kilogramos por hectárea en dicho block, donde el objetivo fue sembrar con el residuo anterior, haciendo un revestimiento de surco y un control de maleza.
A diferencia del método tradicional de siembra, donde se llevan tres rastreos, tabloneo, surcos y revestimiento, la labranza de conservación no lleva nada por lo que el ahorro sólo en diesel es de mil 500 pesos por hectárea, más otros beneficios donde se aumenta la producción de hasta una tonelada por hectárea, por ello es que se recomienda.
FERTILIZACIÓN Y CONTROL
En presiembra se aplicaron 300 kilogramos de urea y 125 kilogramos de fosfato monoamónico por hectárea. La urea se aplicó al voleo un día antes del riego de nacencia y el fósforo se aplicó junto con la semilla. 80 kilogramos de amoniaco anhidro en el primer y segundo riego de auxilio. 40 días después de la siembra se aplicó en forma terrestre para control de hoja ancha y angosta: 80 mililitros de Everest 2.0 más 1.4 litros de Starane ultra.
Para el control de plagas como el pulgón se aplicaron 166 mililitros por hectárea de Muralla max. En aplicación de fungicida, durante la floración se aplicó un litro de opus más dos litros de creciplant en llenado de grano por hectárea más 750 mililitros de break-thru por carga de avión.
La fertilización se hizo exactamente igual en las dos labranzas solo que en este módulo se hace control de malezas en pre-siembra: 35Gr de heat más 1.0 litros de glifosato por hectárea en aplicación terrestre.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Se notaron resultados significativos en rendimiento por hectárea donde labranza de conservación promedió de siete toneladas más en comparación a labranza testigo que fue de 5.5 toneladas por hectárea, además de presentar menos estrés al calor ya que la labranza tradicional presentó un adelanto en el espigamiento de 10 días antes de lo normal y la labranza de conservación sólo 4 días; el ahorro en diesel también fue significativo mil 550 pesos a favor en el aspecto ecológico se aumentó la materia orgánica y se disminuyó la erosión del suelo.
CONCLUSIÓN
En conclusión la implementación de labranza de conservación es una opción viable para aumentar las ganancias del productor y mejorar la capacidad de producción de los suelos del Valle del Yaqui, tal y como quedo constatado en este proyecto que se presentó en el Congreso Nacional de Biotecnología y Ciencias Alimentarias, apoyado bajo la colaboración de la maestra Maritza Arrellano Gil, el ingeniero Orlando Murrillo Armenta y el director del Despacho de Empresa Asesoría Agropecuaria PAEMURI que dirige Ernesto Alonso Páez Corrales.