Jueves 15 de octubre de 2015, p. 7
La ciudad y sus lugares, sus edificios, los espacios que poco se conocen y que hay que mantener vivos. Ese es uno de los papeles del cronista: tratar de mantener la memoria viva
, señala la historiadora Ángeles González Gamio, quien este jueves ofrecerá la conferencia Crónicas y relatos de México en el anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso.
Como cronista es fundamental mantener la memoria histórica viva, porque nos da un sentido de identidad, de pertenencia
en un momento en que la saturación de información, por las redes sociales, se enfoca únicamente en los sucesos del día.
Estamos hablando sobre el hoy, siempre hoy, y no nos damos tiempo de ver el pasado. El reto del cronista es lograr que la gente se interese en la memoria de nuestra ciudad y hacerla más cercana al público
, expresa la colaboradora de La Jornada en entrevista.
Siempre he trabajado en hablar de la historia de manera coloquial, tratando de que sea amena, divertida, porque creo que la historia son los chismes del pasado, y hay que platicarlo así como un chisme sabroso, quitarle la solemnidad, todas esas cosas que la hacen tediosa, platicar la esencia de la esencia, lo sabroso que hay en nuestra historia
, y una manera de lograrlo es a través de la crónica.
La crónica es el rey de los géneros, porque hay poesía y ensayo, se permite la opinión personal del cronista, su emoción, su subjetividad. Como historiador te tienes que apegar a los documentos, pero como cronista puedes dar tu visión del lugar, tu emoción, cómo lo ves, eso le da otra característica a la crónica, puedes usar el dato histórico, pero platicar cómo era, quién lo construyó, quién lo pintó, y que es una maravilla, también, por ejemplo, puedes decir si está descuidado. Como cronista tienes esa libertad, eso le da otro tono.