Viernes 16 de octubre de 2015, p. 3
A tres meses de su apertura y ya en la recta final de su estancia en la ciudad de México, la exposición Yo, el rey, que se exhibe en el Museo Nacional de Arte (Munal), ha sido visitada por poco más de 121 mil personas.
Niños y jóvenes abarrotan las salas los fines de semana, la mayoría con la misión de conseguir información para realizar una tarea escolar. Pero la visita se transforma para ellos en un grato descubrimiento.
Pronto dejan de lado los cuadernos donde anotan los datos de las cédulas que acompañan las piezas y se detienen a mirar, deslumbrados, los detalles de cada obra.
Ahí están, por ejemplo, Rodrigo y Jafet, jóvenes preparatorianos que vienen a la ciudad de México desde Querétaro, sentados hace varios minutos frente a un enorme tapiz, tejido con oro, plata, seda y lana, donde se aprecia a Hércules sosteniendo la esfera celeste.
Constelaciones, la Vía Láctea, Perseo, Orión, una liebre, la Osa Mayor y un dragón son las figuras que intrigan a los muchachos: Me hace imaginar muchas cosas
, comenta uno de ellos frente a esa obra monumental tejida, según algunos investigadores, por un mercader de Amberes llamado Joris Vezeleer, con base en dibujos preliminares de Bernaert Van Orley, pintor del Renacimiento nórdico.
Con el pago de 5 pesos, a los visitantes se les da un permiso para que puedan tomar fotos sin flash, y los chicos se dan vuelo con las cámaras de sus teléfonos celulares. Todos se quieren llevar la selfie ya sea con Carlos V (el de los chocolates, bromean algunos), o con Felipe El Hermoso (que estaba muy feo, ríen otros).
Un delicado biombo del siglo XVIII, donde se aprecian varias escenas de la entrada de un rey español a una ciudad, recibe al público, que también encuentra esculturas, joyería, platería, armería, monedas y documentos históricos que, aunado a las pinturas y dibujos, completan las 200 piezas provenientes de colecciones nacionales e internacionales que plasman la fastuosidad de las monarquías hispánicas.
No todos los muchachos acuden porque les dejaron la encomienda en la escuela. También se puede ver en las salas a parejas, grupos de amigos, personas de la tercera edad, familias a las que alguna amistad les recomendó visitar esta exposición, que está maravillosa; me siento como reina caminando entre obras que algunas vez estuvieron en auténticos palacios
, dice la señora Andrea, vecina de la estación San Cosme del Metro y asidua visitante del Munal y del Museo de San Carlos, espacios que la han convertido ya en gran aficionada de la época barroca.
Un grupo de universitarios arma un debate frente al retrato de Moctezuma, de autor anónimo, realizado en el siglo XVII y junto al que se explica que, luego de haberle realizado una radiografía a la obra, se descubrió que el pintor cambió la postura del gobernante azteca, quien primero fue retratado con la cabeza erguida y luego se le dejó con actitud de sumisión, agachado.