El primer festejo del 20 de noviembre tuvo lugar al año siguiente que estalló la Revolución, por órdenes de Francisco I. Madero quien determinó en 1913, en conmemoración del inicio del movimiento armando, se diera un día de asueto.
Madero incluso consideraba que el Congreso decretara esta fecha como fiesta nacional, sin embargo su iniciativa quedó en el aire al ser asesinado ese mismo año.
El 20 de noviembre de 1913, desfilaron obreros, militares y deportistas. Es en ese momento se oficializó el desfile y la ceremonia conmemorativa del inicio de la Revolución Mexicana.
Rafael Hernández Ángeles, subdirector de Evaluación del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), al hacer un recuento de esta conmemoración revolucionaria, dice que en la época de Victoriano Huerta este acontecimiento no se festejó.
Tampoco hubo ceremonias oficiales durante la gestión de Venustiano Carranza, pues él no era muy afecto a la figura de Madero.
Hernández Ángeles sostiene que fue hasta 1920 cuando una asociación civil, la Agrupación pro Madero, que se empezaron a hacer veladas en su honor.
Al inicio los presidentes de la República no lo veían como algo digno de celebrar, pero eso cambiaría luego de que el 20 de noviembre de 1929 el presidente Emilio Portes Gil asistiera a un desfile deportivo y a una carrera para conmemorar el inicio de la Revolución.
Hernández Ángeles explica que fue hasta 1936 que el Senado aprobó el decreto que declaraba fiesta nacional el 20 de noviembre.
“Fue así como se volvió día de descanso obligatorio, aunque ese decreto entró al año siguiente y a partir de entonces tuvo una vigencia de casi 70 años hasta que en el 2007 se reformó el artículo 74 de la Ley Federal del Trabajo donde se estableció como día de descanso obligatorio el tercer lunes de noviembre en conmemoración del 20 de noviembre”.
El desfile que ya no existe
El desfile del 20 de noviembre registró cambios significativos a lo largo de los años en la capital del país, primero se veían a los deportistas y a los trabajadores al servicio del Estado desfilar de forma desordenada, en una fiesta que no era tan formal.
Hernández Ángeles dice que con el paso del tiempo, los desfiles organizados a partir del sexenio de Miguel Alemán, empezaron a mostrar marcialidad y formalidad.
Hacia la década de los setentas hubo un cambio, pues ya no se veía a los atletas, y en su lugar desfilaba un gran contingente de trabajadores al servicio del Estado, con problemas de obesidad.
Por décadas esta tradición permaneció sin cambios, hasta que en el 2006 el desfile conmemorativo del 20 de noviembre se suspendió por primera vez y no se volvió a realizar hasta el 2009, aunque solamente tuvo un carácter militar. Desde 2013 y hasta la fecha, el desfile se convirtió meramente es un acto militar.