Miércoles 18 de noviembre de 2015, p. 3
En septiembre de 1973 todo estaba listo para la inauguración, el día 13, de la muestra Orozco, Rivera, Siqueiros: pintura mexicana en el Museo Nacional de Bellas Artes de Chile.
Dos días antes ocurrió el golpe de Estado contra el presidente Salvador Allende y la exposición jamás se abrió al público.
Las piezas, 169, fueron sacadas en el avión de Aeroméxico en el que venían la viuda y las hijas de Allende, además de otros exiliados, quienes lograron salir del país sudamericano gracias al entonces embajador Gonzalo Martínez Corbalá.
Este 19 de noviembre será inaugurada La exposición pendiente 1973-2015: Orozco, Siqueiros y Rivera, con 76 de las 169 piezas que hicieron el viaje original, y será en el mismo museo chileno.
La muestra forma parte de las actividades por el aniversario número 25 del restablecimiento de relaciones diplomáticas entre México y Chile.
Operación novelesca de rescate
En 1973, año en que los Carrillo Gil donaron sus obras de arte, se pensó en llevar algunas de las piezas de ese acervo a Chile en señal de apoyo al gobierno de ese país. Sobrevino el golpe de Estado y ante esa situación estaban en riesgo. Gracias a Fernando Gamboa (el curador de la muestra) y al embajador Martínez Corbalá, que hicieron toda una operación novelesca, de película para preservarlas y que esa obra llegara a los aviones que el presidente Echeverría mandó a Santiago para recogerla
, recordó el titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa, durante una conferencia de prensa a la que asistió el embajador Martínez Corbalá, colaborador fundador de La Jornada.
Otto Granados, subsecretario de planeación y evaluación de políticas educativas de la Secretaría de Educación Pública, habló de las estrechas relaciones entre México y Chile, rotas en noviembre de 1974, 14 meses después del golpe de Estado, tiempo en el que la embajada y la residencia del embajador funcionaron como refugio para cientos de chilenos gracias a la gestión logística y diplomática de Martínez Corbalá
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Los vínculos se renovaron en 1990. Con motivo de los 25 años de ese hecho se desarrollaron varios proyectos; entre éstos figura “hacer una edición especial de lo que hemos llamado La colección mexicana en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende (…) con la obra que pintores mexicanos o residentes en México donaron en solidaridad con Allende (…) y un libro que lo acompaña. El segundo fue poner un memorial en la residencia de la embajada de México que evocara este episodio de enorme orgullo y dignidad de la diplomacia mexicana, y el tercero es un documental de 32 minutos que reconstruye, de la mano de tres ex asilados en la embajada y la residencia, cómo era la vida. Esa casa, esa residencia es la misma donde vivía Gonzalo Martínez Corbalá, donde he vivido yo los últimos cuatro años. Es interesante porque frente a cámara estos tres asilados chilenos van platicando cómo era la vida, cómo organizaban la comida, los servicios, cómo estaban rodeados de militares, cómo se protegían de que no hubiera alguna intromisión en territorio diplomático”.