Miércoles 4 de noviembre de 2015, p. 5
La figura paradigmática y controversial
de Francisco I. Madero (1873-1913), así como su práctica y fervor espiritista es el tema central de una obra escrita por Antonio Zúñiga.
Madero o la invocación de los justos, con dirección de Mauricio Jiménez, se estrena hoy en el teatro Juan Ruiz de Alarcón del Centro Cultural Universitario.
El autor propone un retrato del personaje visto desde su condición de espiritista.
Según Zúñiga, Madero podría haber cambiado el destino del país, pero sus decisiones políticas siempre estuvieron determinadas por su fe espiritista, por su creencia en el más allá y en los espíritus que conversan con el más acá
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Añoranza por un referente
Entre las fuentes de Antonio Zúñiga figura el libro Odisea metafísica hacia la Revolución Mexicana: Francisco I. Madero y su libro secreto, manual espirita, de la escritora y traductora Catherine Mansell Mayo, así como en los diarios escritos por Madero, que contienen sus orientaciones filosóficas, ideológicas y espirituales
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El montaje propone un Madero espiritista, al que no estamos acostumbrados a reconocer así en la historia oficial
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Para Zúñiga leer esos diarios o comunicaciones espiritistas permite entender la postura de Madero respecto de negarse a tomar venganza o revancha contra sus adversarios porfiristas que aún estaban en el gobierno, luego de ocupar la Presidencia y haber triunfado la Revolución Mexicana, lo que con el tiempo, sin embargo, le costó la vida, al ser traicionado y asesinado por órdenes de Victoriano Huerta
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