Con la Secretaría de Cultura estamos ante la posibilidad de crear un México renovado. Está en nuestras manos escribir la nueva historia de nuestro país, una historia que permita establecer objetivos claros que trasciendan generaciones. En el siglo XXI la cultura representa una oportunidad para convertirla en eje de políticas transversales en materia de educación, turismo y desarrollo social. Porque cultura y desarrollo social son dos caras de la misma moneda.
La variedad y riqueza del patrimonio cultural de México debe ser una auténtica palanca de desarrollo. Invertir en el patrimonio es invertir en el desarrollo de los mexicanos. No perdamos el sentido de urgencia. Tenemos una realidad que atender. Es el momento para establecer en todo el país acciones y proyectos integrales que permitan, a los niveles de gobierno y al sector social, articular cadenas de proyectos, gestionar servicios y fomentar inversión en los que, con las políticas públicas de cultura, estén involucradas políticas fiscales, de turismo, de medio ambiente y sustentabilidad, de infraestructura y obra pública, políticas educativas, de atención a jóvenes, de prevención, en una palabra, de desarrollo social.
En México estamos ante la oportunidad para que la política cultural que motiva la Secretaría de Cultura sea el ámbito donde se fomente la comprensión, la transparencia, el compromiso crítico y el diálogo con los otros y con la realidad para transformarla. Es una oportunidad para convertirla en un instrumento poderoso para restablecer el tejido social. Es un ámbito privilegiado de pluralidad, de inclusión y formación de valores. Es clave para la cohesión social y la construcción de una ciudadanía responsable, solidaria y participativa.
Se trata de un espacio para crear con todos los mexicanos una sociedad cada vez más abierta y apta, creativa e innovadora, con voluntad de cambio y sentido emprendedor de su misión, con capacitación en ámbitos de libertad y de razón para combatir la arbitrariedad, la injusticia y el rezago, y para aportar soluciones a problemas de la sociedad. Así, la creación de la Secretaría de Cultura ha de ser una invitación permanente a impulsar una labor desde abajo, desde la base social, para recuperar a la política cultural como un espacio de todos los ciudadanos. Se trata de una oportunidad para que, desde la política cultural, se consolide la libertad.
Sí, la Secretaría de Cultura es una oportunidad que nos debería llevar a impulsar una política cultural que se articule a lo cotidiano: a la vida de las comunidades, a su capital social y a sus procesos de participación. Es una oportunidad para que así, juntos, con la fuerza de la sociedad, se tenga que concebir que en la creación de la política cultural de Estado, el yo se convierta en nosotros.
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