Durante dos siglos la imagen de José María Morelos y Pavón, el prócer de la Independencia de México, ha sido plasmada en alrededor de 650 piezas: murales, esculturas, bustos, monedas, billetes, timbres postales, caricaturas, historietas, libros, bustos, monedas y hasta en corridos.
A 250 años del aniversario de su natalicio y en el Bicentenario de su fallecimiento, el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (Inehrm) edita el libro José María Morelos en el arte, que rinde homenaje al líder insurgente a través de la investigación realizada por Elisa García Barragán y Leticia López Orozco.
Este ejemplar es la mayor recopilación hecha hasta hoy sobre las representaciones artísticas y de cultura popular de ese héroe de la patria, dice a MILENIO Patricia Galeana, directora del Inehrm. En el libro se describe y analiza la producción plástica, filatélica y numismática, además de la información hemerográfica y documental, para brindar una visión integral del imaginario sobre el héroe de la Independencia,
En medio de la exposición Prisión y muerte de Morelos, la funcionaria dice que la imagen de Morelos se encuentra tanto en la escalera de Palacio Nacional como en el último rincón de la patria, ya que Morelos ha sido evocado por pintores, escultores y grabadores que han plasmado la imagen de líder insurgente en obras de caballete y en algunos murales y esculturas, según lo documentan las especialistas.
Todo artista que se aprecie de serlo, afirma Galeana, ha contribuido al enriquecimiento de la iconografía de Morelos, como lo hicieron en su momento Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, Alfredo Zalce, Ramón Alva de la Canal, José Chávez Morado y Fernando Leal.
Cada quien le ha dado un rostro distinto, pero casi siempre con un paliacate en la cabeza: “la primera pintura que le hicieron en Oaxaca es la que se podría apegar más a su físico original, como una persona de origen negro. Se dice que usaba ese paliacate para poder detener su pelo crespo y, por otra parte, que lo usaba porque padecía migraña, pero esa también es una costumbre muy frecuente en la zona de Tierra Caliente porque el sol es muy fuerte”.
Esta investigación presenta una cronología en la que las historiadoras del arte ofrecen algunas de las iniciativas cívicas realizadas para rendirle homenaje, además de expresiones literarias y populares como los corridos, las caricaturas y las historietas.
El libro José María Morelos en el arte contiene una investigación exhaustiva; sin embargo, al no ser todas las obras de la misma calidad artística, algunas se insertaron en un catálogo al final del libro.
Las autoras, subraya Galeana, se dieron a la tarea de reunir sus múltiples y diversas representaciones de Morelos, desde el óleo realizado en vida hasta las difundidas en los espacios públicos, recintos parlamentarios, edificio de gobierno, escuelas, bibliotecas, plazas, jardines, avenidas y glorietas.
La mayor recopilación sobre su imagen
José María Morelos en el arte es un volumen que recoge toda la iconografía que se ha hecho del Siervo de la Nación, desde su primer retrato que le pintó un artista anónimo oaxaqueño, que está en el Museo Nacional de Historia, en el Castillo de Chapultepec, hasta su imagen en historietas, refiere Elisa García Barragán.
“A petición de Patricia Galeana nos propusimos hacer un imaginario de Morelos, buscando, en un lapso muy breve, en la plástica, en los archivos históricos y en varios repositorios, donde encontramos las imágenes del prócer de la Independencia. Fue así como a través de este trabajo de investigación que se conjuntaron historia, imagen, canciones, corridos y palabra escrita”.
Morelos es un hombre carismático, por lo que muchas personas decidieron ayudarlas a concretar su indagación, y en esa búsqueda descubrieron proyectos de monumentos que no se realizaron.
Entre las obras que no se concretaron estuvo un monumento que se perdió en la ciudad a consecuencia de una inundación, se reblandeció el suelo y se hundió: “Iba a ser una obra muy excepcional del porfiriato, era realmente un palacio a la memoria de Morelos y de los demás héroes de la Patria”.
A esta obra se suma otra inconclusa que estaba planeada también por Porfirio Díaz para erigirse en la Plaza de la Constitución, pero que no se realizó; debido a ese hecho, se le llama Zócalo, ya que solo quedó la base del monumento.