
Me apropio de la palabra de León-Portilla cuando expresa: la construcción del significado en la historia implica la integración de conceptos que dan a entender lo que ocurrió en determinado tiempo y lugar
.
Como tantas veces ha dicho nuestro máximo historiador, para los sabios nahuas la única manera de decir palabras verdaderas en la Tierra era encontrando
, como él ya lo ha hecho, la flor y el canto de las cosas
.
Julieta Valle Esquivel, directora de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH)
León-Portilla ha pasado gran parte de su vida trabajando en la UNAM, pero no se restringe, porque también labora como filólogo, nahuatlato y humanista; ha hecho reflexiones sobre arqueología, en algún momento se empezó a interesar en la cuestión de las pinturas rupestres de Baja California. Es un pensador universal, es una buena manera de conceptualizarlo.
Además, no se restringe a la parte académica de publicación de libros, traducción de textos, reflexiones de los problemas del pasado, sino que tiene una postura muy contundente con relación a la situación de los pueblos indios.
Es uno de los personajes profundamente admirados en esta escuela. A pesar de que nunca ha sido propiamente parte de ella, ha tenido un vínculo muy estrecho. Es profusamente leído por nuestros jóvenes y su obra Visión de los vencidos esconocida por estudiantes de secundaria y preparatoria. Con frecuencia es la motivación de los muchachos para acercarse a la ENAH, inquietos sobre la realidad indígena del pasado y del presente, un texto fundamental.
Natalio Hernández, poeta
Miguel León-Portilla contribuyó de manera decisiva para que México se reconociera desde 1992 como una nación pluricultural y multilingüe, y este aporte está trascendiendo al siglo XXI toda vez que la reforma constitucional de 2001, en su artículo segundo, reafirma el carácter pluricultural y multilingüe del país.
México se proyecta como una nación pluricultural, pluriétnica y multilingüe, y en este proyecto don Miguel contribuyó ampliamente al lado de las organizaciones indígenas para plantear la libre determinación de los pueblos originarios de México, el reconocimiento de los derechos lingüísticos de estos pueblos y el desarrollo de la literatura en lenguas de los propios pueblos indígenas.
En la última década del siglo XX trabajé con León-Portilla, Carlos Montemayor, Víctor de la Cruz, Jacinto Arias e Irinio Rojas en el proceso de desarrollo de la literatura en las lenguas originarias del país, y con motivo del bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución Mexicana se hizo la traducción de la Constitución a varias lenguas nacionales; en mi caso, y a petición de don Miguel ante el Senado, realicé la traducción al náhuatl.
Admiro a León-Portilla, mi maestro, por su sencillez y por ser humilde; por el amor al trabajo y sobre todo por el amor al conocimiento y a la cultura de los pueblos originarios del país y de todo el mundo, porque así como reconoce el valor de las culturas de nuestro país, reconoce la cultura griega, romana, persa; en fin, diferentes culturas del mundo y eso sin duda lo acredita como el humanista del siglo XXI, el humanista contemporáneo de México y del mundo, como lo fue su maestro Ángel María Garibay y como lo fue Bernardino de Sahagún, y como lo fue mi amigo y maestro Carlos Montemayor.
Ángeles González Gamio, cronista y periodista
Ante todo, Miguel León-Portilla es un humanista. Es un hombre profundamente humano. Con esa actitud intenta ayudar y proteger todo lo que considera valioso, como los indígenas y sus lenguas. Esta defensa que ha hecho permanentemente de los valores indígenas ha sido trascendental.
Desde el punto de vista académico ha hecho aportaciones trascendentales para la cultura de México al descubrirnos toda la antigua palabra. Cuando hizo su tesis para su doctorado –muy joven– sobre la filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, él recuerda que muchos académicos se mofaban. León-Portilla demostró con una obra monumental, que sigue reditándose por su importante aporte, que existe la filosofía náhuatl.
Ha hecho una revaloración de todo esa herencia que tenemos tan rica, un país tan especial por el enorme el legado que se junta con el europeo, y resulta una cultura particular: la mexicana, debido a esas raíces. Pero quien nos sacó a la luz, en gran medida, toda esa riqueza ha sido León-Portilla.
Él apoyó muchísimo, por ejemplo, a que se creara la casa de los escritores en lenguas indígenas. Toda su labor la lleva a la vida actual, al igual que la defensa de las lenguas indígenas en su uso en la actualidad.
Acoge y difunde su conocimiento con gran sencillez y humor, es un deleite escucharlo. Es un hombre cálido, con sentido del humor y amor a la vida. Es alguien con quien es una delicia estar.
Patricia Galeana, historiadora y titular del Inehrm
Miguel León-Portilla es, sin duda, el historiador contemporáneo de más trascendencia, no sólo en el país, pues además de enseñarnos la grandeza de la cultura y la filosofía náhuatl también ha puesto en el centro de la discusión la atención hacia las comunidades indígenas contemporáneas.
Esto ha sido muy importante para preservar sus lenguas. Él ha logrado que se funde la Casa de los Escritores Indígenas y que se entienda que es una tragedia para la humanidad cuando se pierde una lengua, que es una forma forma de ver al mundo, una riqueza de la humanidad.
Ha trascendido no sólo como historiador, el gran conocedor de las culturas originarias, en particular de la náhuatl.
Juliana González Valenzuela, filósofa
Todos los reconocimientos que León-Portilla ha tenido a lo largo de su vida, la estimación tan generalizada de nuestra comunidad, todo habla de un hombre que ha empeñado su vida a una misión, me atrevería a decir, tremendamente importante: la de recobrar el significado profundo e inmortal de los comunidades prehispánicas, particularmente los nahuas.
Comienza por manejar la lengua. A través del lenguaje él encuentra todo un universo de significaciones que no discrepan con las visiones de carácter visual y artístico. Pero la lengua ha sido fuente vital para traernos de estas comunidades un mensaje absolutamente bello y valioso.
Nos ha hecho rencontrarnos a los mexicanos, y más allá del país, con estos pueblos de una condición humana excepcional.
Además, los dos somos hijos de la UNAM, donde hemos sido acogidos por una comunidad de noción de valores, de formación. Celebrar sus 90 años es celebrar una obra valiosa, intensa, trascendente y trascendental.