En México, el mismo país donde viven 11.4 millones de personas incapaces de ganar un salario suficiente para comer, se desperdician 10 millones de toneladas de alimentos cada año. Esta paradoja hizo que Marien Aubert, Alejandra Etchegaray y Laura Cardona iniciaran con Food Funding, una comunidad que trata de concientizar a la población sobre el valor de la comida y ofrecer alternativas como la recolección de alimentos.
El problema del desperdicio de alimentos es profundo y habla de cómo el capitalismo ha contribuido a generar impactos negativos en la vida de las personas. El ejemplo es un jitomate: ¿Cuánto tiempo pasa en producción? ¿Cuánta agua se necesita? ¿Por cuántas manos pasó antes de llegar a su refrigerador y que usted termine tirándolo porque no lo pudo preparar?
“En un mundo que todo lo puede, esto es una locura”, dice Marien. Desde hace dos años, Food Funding ha hecho proyectos de concientización para que productores, vendedores y consumidores reutilicen su comida antes de mandarla al cesto.
¿Cómo se mantiene Food Funding? El modelo de negocio es vender servicios de alimentación colectiva para eventos, donde los productos son preparados con materias primas en buen estado, pero que representan las mermas de los mercados o tiendas.
“El negocio va bien, la verdad es que somos congruentes. No usamos desechables, no usamos vasos térmicos. Sólo somos tres personas y tenemos más servicios de los que podemos atender”.
Si usted es empresario de comida, puede ayudar. Para contactar al equipo de Food Funding basta con entrar a su sito oficial en Facebook: www.facebook/foodfunding.mx y ellos le dirán qué hacer.
PLATILLOS CONTRA EL DESPILFARRO
Una alternativa para aprovechar los alimentos se llama “Discosopas”, una fiesta comunitaria de protesta frente al despilfarro. La dinámica consiste en que las personas lleven los alimentos que están en buen estado pero que ya no resultan atractivos para la venta. Por ejemplo, un jitomate que ya no se va a consumir, que esté magullado o que ya no brille tanto. Ese mismo alimento funcionaría para una salsa.
En noviembre de 2015, Food Funding organizó una fiesta en una reunión de emprendedores sociales del Tecnológico de Monterrey. En aquella ocasión se cocinaron calabacitas y atún con verduras sacadas de las mermas de los mercados y el sabor fue igual de bueno que lo que se vende a altos precios en las tiendas.
Un pan para endulzar
En medio de Plaza Universidad, en el primer cuadro de Guadalajara, dos charolas sostienen panes que podrían ser “las sobras” de una panadería. Están disponibles para quien tiene hambre. No hay truco: no se cobra, está en buen estado, y tampoco se pide información de nada. Sólo hay una lona que explica la verdad: México es un país que tira mucha comida a la basura, mientras otros se mueren de hambre.
El proyecto se hace en conjunto con Sarape social y la panadería “La casita de María”, y la intención es que las personas pierdan el miedo a comer algo que no está en una vitrina, esperando que alguien lo compre.