Según los investigadores, secuenciar una fuente de proteínas de origen vegetal tan importante como es la judía será clave no sólo para mejorar su producción, sino también para mejorar la conservación de las variedades genéticas iberoamericanas.
El avance genómico se publicó ayer en la revista “Genome Biology”.
El cultivo de las judías o frijoles (Phaseolus) es uno de los más antiguos del mundo, ya que las judías se domesticaron en América hace miles de años, y junto con el trigo de maíz y la yuca han sido esenciales en todo el mundo.
Según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), la judía común es una de las legumbres más consumidas y representa 50% de todas las que se consumen en el mundo.
Las Naciones Unidas declaró 2016 como el Año Internacional de las Legumbres para aumentar la conciencia pública sobre los beneficios nutricionales de las legumbres.