El sector social de la pesca no está acabado y, menos en Guaymas, donde se cuenta con un potencial insospechado para la captura de especies de alto valor comercial en aguas profundas y, sobre todo, se tiene un rico litoral desde Cabo Haro hasta El Colorado susceptible de explotarse para la maricultura; con esas dos vertientes de la producción pesquera, las familias ribereñas tendrían un real despegue en su economía y creación de empleos en tres años, a lo sumo.
Así lo manifestó José de Jesús Presciche Olachea, presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras “Del Puerto de Guaymas”, F.C.L., al sostener que para aspirar a un verdadero desarrollo, los pescadores ribereños deben ordenarse, cuidar los recursos marinos disponibles y, “sobre todo coordinarse respetuosamente con los gobiernos federal y estatal”, para “aterrizar” proyectos conjuntos.
A su arribo de la Ciudad de México –representó al presidente de la Confederación Nacional de Cooperativas Pesqueras, el sinaloense Armando Castro Real, en el Primer Foro de Fortalecimiento de la Participación Social en la Política Pública Pesquera, auspiciado por la Comisión de Pesca y Acuacultura del Senado de la República–, el reconocido líder de pescadores advirtió que los ribereños “deben prepararse para el ‘boom’ que se avecina para los trabajadores del mar”.
Reveló que desde la Cámara Alta se han impulsado avanzados trabajos de investigación para el desarrollo de nuevas tecnologías que fortalecerán a la pesca tradicional y, también, se reconoce a la maricultura como el futuro de la actividad pesquera; para ambas vertientes de la producción vendrán fuertes respaldos, “que sólo los aprovecharemos si estamos organizados y capacitados”, subrayó Presciche Olachea.
Destacó que en aguas profundas del Golfo de California, entre las 40 y las 100 brazas, hay una riqueza insospechada, vía la captura de cangrejo gigante (centella), langosta y especies de escama de grandes dimensiones; para incursionar en dichas pesquerías es menester el diseño de jaulas especiales y, la construcción de barcos de mediana envergadura –para cuatro tripulantes– que operen simultáneamente hasta 50 de aquellos artefactos, cuyo rendimiento haría redituable esa pesquería.
Durante su exposición en aquel Foro nacional, Presciche Olachea expuso la grave problemática que significan el chinchorro de arrastre y los estanques acuícolas establecidos en zonas costaneras; el primer artefacto, sobre todo el que utiliza la flota sardinera que levanta todo tipo de escama –no necesariamente pelágico menor– para llevarla a la reducción o “quema” aplicada a la fabricación de harinas forrajeras, es el peor depredador de los mares según especialistas, mientras que el llenado de las grandes “piscinas” (se hace de enero al mes de abril) acaba triturando por igual a camarones en su período reproductivo y diverso producto marino en etapa larvaria.
“Esas atrocidades ocurren actual e impunemente porque estamos desorganizados y no defendemos nuestro sustento que está en el mar. La única abundancia que tenemos es de membretes que supuestamente representan a los pescadores ribereños y, en realidad, sólo mi voz escucharon los senadores y las autoridades pesqueras el pasado fin de semana; lo bueno es que la iniciativa prendió y los ojos de todos están puestos en el Golfo de California y los litorales sonorenses”, expresó José de Jesús Presciche.
Por lo pronto, dijo, se están armando proyectos para impulsar la siembra de pepino de mar, pulpo, langosta, varias especies de escama y de bivalvos –mejillones, ostión, diversa variedad de almejas, madre-perla (callo de árbol), a lo largo del litoral comprendido entre Cabo Haro e n Guaymas, hasta El Colorado, en los límites con la Costa de Hermosillo.
De “prender” esa iniciativa se daría el anhelado despegue de la economía del sector ribereño y, sobre todo, privilegiaría la participación de la mujer en la actividad de siembra y recolección de productos de mar de alto valor nutritivo y comercial, subrayó el líder pesquero.