Con el Miércoles de Ceniza comenzamos la Cuaresma que es signo de conversión, indicó el presbítero Juan Ramón López Santini.
El sacerdote reflexionó que realmente las cenizas no son una imagen agradable, porque nos recuerdan cosas negativas, restos de un incendio que lo ha destruido todo, ruinas, desolación.
“En nuestras vidas puede haber cenizas, no tanto físicas, sino más bien interiores, restos de algo que nos ha “quemado” por dentro”, expresó.
La situación de crisis que estamos viviendo está dejando a muchas personas “reducidas a cenizas”, indicó que los encarcelados en las adicciones no encuentran vías de rehabilitación; cada vez son más los que viven marginados por un sistema inmoral y corrupto; los débiles no son apoyados; las familias se rompen; los proyectos de vida se ven truncados y jóvenes no ven norte ni futuro.
Y la contaminación hace crecer las enfermedades y reduce la calidad de vida de las personas que habitan este planeta, sentenció López Santini.
“La ceniza, hoy, nos recuerda nuestro pecado, nuestra insolidaridad, nuestro egoísmo e individualismo. Necesitamos la conversión, necesitamos cambiar, no volver a cometer los mismos errores. Necesitamos renacer de nuestras propias cenizas”, señaló.
Esa es precisamente la llamada que Dios hace en este tiempo de Cuaresma, dijo, un tiempo que se repite todos los años como signo de purificación, de limpieza, de recuperación.
“Un tiempo en el que Dios nos ofrece salidas para sacar nuestras vidas de las cenizas, ya que sólo él puede hacerlo, sólo si confiamos en él, sólo si estamos dispuestos a hacer ese esfuerzo de conversión que nos pide este tiempo, y la misma vida que estamos viviendo”, señaló.
La palabra de Dios, agregó, que siempre es guía para el caminar creyente, dice que la conversión es algo que nace del corazón, que no sirve hacer gestos y cosas exteriores si no tienen eco en el interior.
“Desgarren los corazones, no las vestiduras, dice el profeta Joel en la primera lectura, por mucho que hagamos en este tiempo de Cuaresma, si no nos cambia interiormente, sino limpia las cenizas interiores de nuestra vida, no sirve de nada”, aseguró.
El presbítero dijo que el Evangelio habla de ayuno, de oración y de limosna, ya que eran las tres obras de piedad por excelencia para el pueblo judío, y al cumplirlas se aseguraban el estar bien con Dios.
“Jesús viene a decir que, además de cuidar la relación con Dios, hay que preocuparse también de las necesidades de los hermanos. La solidaridad es la mejor manera para superar esta crisis, como lo hace la Iglesia, cerca de los pobres, al estilo de Jesús”, detalló.
Invitó a la población a tener una gran oportunidad para cambiar los corazones y apostar por la solidaridad.
“La ceniza de este día se verá limpiada con el agua bautismal en la Vigilia Pascual, comenzamos un camino de conversión, aprovechémoslo. Jesús nos invita a renacer de nuestras cenizas”, finalizó.