Restauración de una pintura mural (Turner, 2016) es el resultado de la documentación de pintas de campañas electorales que el colectivo Tercerunquinto, integrado por Rolando Flores, Gabriel Cázares y Julio Carreón, llevó a cabo de 2000 a 2010, sobre todo en las periferias de los centros urbanos.
“Los márgenes son las principales víctimas del bombardeo político. Es ahí donde se puede palpar más de cerca este recurso como estrategia de ocupación del espacio público. Esto se debe, tal vez, a que, en términos sociales y políticos, puede haber una mayor contundencia del mensaje”, comentó Flores en entrevista.
De este registro se desprendió un trabajo de restauración de una pinta de campaña política, lo que para Tercerunquinto significa “evocar al muralismo mexicano como un contenedor de ciertos valores e ideologías nacionalistas”.
Lo que los integrantes del colectivo buscaban, explican, era generar un entrecruce de esta actividad propagandística, que se puede identificar dentro de las prácticas contemporáneas del arte, con la del muralismo como una especie de representación del modernismo mexicano en el arte y ver qué relaciones se podían generar.
Por otro lado, se reprodujo, una sobre otra, varias pintas políticas pertenecientes al archivo que se género durante la documentación para una exposición que se llevó a cabo en la Sala de Arte Público Siqueiros, en 2011, como parte del proyecto.
Ejemplo pequeño
La publicación, presentada en la más reciente edición de Zona Maco, contiene también una serie de lecturas de tipo antropológico, filosófico, político y artístico a cargo de escritores e intelectuales como José Woldenberg, Guillermo Fadanelli, Sergio Raúl Arroyo e Itala Schmelz, entre otros, que dan una visión de la pinta de campaña política en el contexto actual.
“Lo que estas pintas dicen, la forma en la que las personas las leen y cómo se deciden recordar, por qué a veces lo hacen con cierta nostalgia o alegría, e incluso a veces se ignoran como una estrategia para olvidar, son hechos que se encuentran, como bien dice José Woldenberg, ‘en ese pasado reciente de una historia en México’. Pensamos que el proyecto atrae esa reflexión sobre el concepto de memoria en el sentido colectivo”, agregó Cázares.
Tercerunquinto se ha caracterizado por su trabajo alrededor del concepto de muro. Lo consideran como un elemento básico en la arquitectura que “delimita, une, separa, organiza y constituye en términos espaciales. Lo hemos trabajado en términos de sus capacidades plásticas y, en este caso, al analizar sus posibilidades como contenedor de mensajes. El muro en el cuerpo de trabajo del colectivo siempre ha sido un espacio de reflexión”, afirmó Flores.
Restauración de una pintura mural cierra este ejercicio, en el que la restitución de los contenidos gráficos en los mensajes que se plasman durante las campañas políticas para atraer votantes, le sirvió al colectivo para en términos conceptuales, recuperar la memoria política del país.
En su recorrido por entidades como Nuevo León, Chihuahua, Guerrero, Yucatán, Oaxaca, Puebla, Estado de México, Hidalgo, Sinaloa y la Ciudad de México, entre otros, el colectivo notó “una especie de uso-abuso de estos espacios que se encuentran, de alguna manera, en el límite del espacio público”, añadió Flores.
“Por ejemplo, la casa de la señora María Luisa, que está sobre la carretera federal 150 Amozoc de Mota-Tehuacán, en San Andrés Cacaloapan, Puebla, se eligió la pinta para realizar la restauración in situ. Ella nunca estuvo cómoda con esta pinta en el muro de su casa. Percibimos cierto rechazo hacia el mensaje; en ese sentido, Woldenberg, se hacía la pregunta de qué tan eficaz sigue siendo esa estrategia, y dice que no es que sea eficaz o no, es que ya ganó un posicionamiento”.
La pinta rescatada por el equipo de profesionales en restauración era sobre el candidato del PRI en elección presidencial de 2000, año en el que el partido reportó egresos de 95 millones de pesos para efectos en gastos de propaganda solo para la campaña del candidato a Los Pinos. Después de 71 años, ese partido perdió una elección de este tipo.
Itala Schmelz define esta restauración como “una estrategia simbólica que nos advierte que, en un descuido, se vuelve a restaurar ¿en el poder? al partido que, por décadas, hizo de las elecciones democráticas un simulacro.
“Esta práctica (de las pintas políticas) ilustra la relación que hay entre el poder político con el resto de la sociedad: cínica, desvergonzada, autoritaria”, apuntó Flores.
“Siempre el ejercicio del poder en México es uno que se impone. La negociación pareciera que es una palabra hueca y esto es un ejemplo pequeño. Pintar la casa de alguien sin pedirle permiso, dejarle ese ahí por un tiempo indefinido y no restituir es una falta de respeto absoluta sobre el propietario, el espacio público y el uso de recursos económicos. Deja ver, como lo menciona Fadanelli en el libro, ‘una moralidad carcomida de los elementos que conforman los partidos y la política’”, concluyó Cázares.