Jueves 18 de febrero de 2016, p. 3
La música de concierto es un recordatorio: no perder lo que realmente importa en este momento en que la rapidez es lo que cuenta, cuando la falta de concentración es la constante, y en el que los medios de comunicación nos dicen qué se debe escuchar, comprar, beber.
Más que la falta de público el verdadero reto para la música clásica es superar la falta de concentración
, expresa el pianista Gustavo Romero, quien ofrecerá una serie de conciertos como solista y después con la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (Ofunam) entre el 19 y el 28 de febrero.
El programa incluye Sonatas para piano, de Schubert, Sonata op. 1,de Berg, Piezas para piano, de Weber y Seis pequeñas piezas para piano, de Schönberg, mientras con la Ofunam interpretará el Concierto para piano No. 1, de Rachmaninov.
Lo que dicen hoy esos compositores, y en general la música clásica, es que aunque pasen los años tienen algo muy especial, afirma en entrevista desde Dallas, donde es profesor de la Universidad de North Texas. Hoy alguien compone algo, pero se olvida en algunos años. Sin embargo, en la música clásica hay algo de eterno, algo que 200 años después nos sigue creando experiencias. Nos da la lección de que deberíamos tomarnos el tiempo para las cosas que valen y esa música es una de ellas. Tomarnos el tiempo para concentrarnos en cosas que a lo largo de los años aún son sustanciales es significativo
.
Existe en la música de concierto “un gran poder de comunicación, nos sigue conmoviendo, y uno se tiene que detener a escuchar, encontrar el momento para hacerlo porque nuestra vida se ha hecho muy rápida y muy ocupada con Internet, las computadoras, los teléfonos inteligentes; todo se mueve tan rápido que no nos tomamos el tiempo. No ponemos atención o esa capacidad de atención se ha hecho más pequeña. Es incluso más difícil concentrarte ahora.
“La concentración ha desaparecido casi por completo; ahora somos multitareas, y estamos condicionados a pensar en momentos muy cortos, así que una sonata de Schubert que puede tener un movimiento que dura 15 minutos demanda cierta forma de escuchar, de concentración. La música clásica nos puede enseñar muchas cosas todavía y creo que eso es muy importante de recordar, porque al final la experiencia que vas a tener si realmente escuchas y aceptas los mensajes y lo que la música puede darte, tienes mayor experiencia escuchando una sonata de Schubert que mirando YouTube.
“Para mí –añade– la música clásica es un recordatorio para no perder contacto con lo que realmente importa. Puede ser Bee-thoven, Mozart; Schubert, toda la música clásica. Es un recordatorio para encontrar lo mejor de uno mismo. Es como el yoga para la mente, no sólo para el cuerpo. La música es yoga para tus oídos y tu espíritu. Tengo 50 años y todavía poseo algunas de las experiencias más hermosas escuchando música. Cualquiera debe intentar encontrar cuál es su propia experiencia con la música, hallar qué música te da esa experiencia maravillosa; puede no ser la clásica, pero hablo de ésta porque creo que tiene el poder más grande para dejarnos vivir esa experiencia maravillosa.
El obstáculo más grande para esa vertiente sonora es esa falta de concentración, ese vivir en un tiempo que no nos da permiso para detenernos y concentrarnos por largos periodos. Es más la falta de concentración que la falta de público porque vemos las salas de concierto llenas.