a obra de Plutarco: Vidas paralelas, así como la estrategia comparativa que conlleva, se volvieron desde el siglo XVI, un paradigma en la aproximación biográfica a los grandes personajes de la historia. Al poner en un paralelismo contrastivo las vidas y obras respectivas de Alejandro Magno y César; de Teseo y Rómulo; de Demóstenes y de Cicerón; de Arístides y Catón, y otros más, Plutarco hacía dialogar las particularidades
, rencontrando asimismo la condición humana en su diversidad, con matices vivos, rasgos individuales que se erigían en atributos carismáticos, los cuales debían dar cuenta de destinos excepcionales.
Siguiendo el modelo del ilustre queronense, podemos establecer un paralelismo revelador entre la vida y obra del seráfico fray Bernardino de Sahagún, y la del eximio seglar Miguel León-Portilla quien, el 22 de febrero, cumplió 90 años de vida o, como él mismo suele decir: de juventud acumulada
, una vida dedicada esencialmente a la investigación sobre las culturas indígenas de México, en sus periodos prehispánico, colonial y contemporáneo.
La primera similitud, a cinco siglos de equidistancia
, radica en el perfil humanístico de los personajes. Ambos abrevaron al manantial de la antigüedad greco-latina, en sus respectivas universidades: la Universidad de Salamanca y la Universidad Nacional Autónoma de México. Sahagún, inmerso en la corriente intelectual renacentista que prevalecía en Europa a principios del siglo XVI, había rebasado (por no decir transgredido) los límites de una pesquisa que le había sido encomendada, de reunir información y textos con el solo fin de detectar los síntomas de una enfermedad
: la idolatría, refutar el contenido de dichos textos antes de aplicar sutilmente el antídoto espiritual cristiano. Los testimonios y textos de la oralidad náhuatl, reunidos, transcritos y traducidos, si bien permitieron a los frailes conocer al otro indígena para evangelizarlo mejor, dan de él una imagen viva y expresan sintomáticamente
la grandeza de su cultura.
Asimismo, Miguel León-Portilla como historiador, filólogo, lingüista, filósofo, y más generalmente humanista es, de alguna manera, renacentista
; toma al pie de la letra el aforismo de Protágoras: El hombre es la medida de todas las cosas
, y lo aplica al indígena cuya cultura y valores renacen en su obra, una obra paralela a la de Sahagún, que enaltece al indígena y engrandece a la humanidad.
Sahagún captó la voz indígena en su lengua, la transcribió antes de interpretarla. León-Portilla, además de analizar e interpretar, desde otra perspectiva, los textos recopilados por el franciscano y otros, dio la palabra al indígena y le abrió un horizonte de expresión con el proyecto Yancuic tlahtollila nueva palabra
, para que manifestara su visión de los hechos que le atañen.