Un día después del supermartes que convirtió a Donald Trump en el más viable aspirante a la nominación presidencial por el Partido Republicano, los perdedores de la jornada electoral defendían su derecho de permanecer en la contienda y aseguraban ser la mejor oportunidad para descarrilar al magnate.
“Soy el único capaz de derrotar a Trump y asegurar la supervivencia del partido fundado por Abraham Lincoln”, dijo Marco Rubio en un intento por mantenerse en la contienda más allá del 15 de marzo, cuando confía en ganar en las primarias de Florida. El martes sólo se impuso en Minnesota. Lo mismo aseguró Ted Cruz, luego de su victoria en Texas, Oklahoma y Alaska.
Sin embargo, tras la arrolladora victoria de Trump en siete estados, otro de los precandidatos, el neurocirujano Ben Carson, pareció resignarse a salir de la contienda. “No veo un camino político hacia adelante”, dijo, para después anunciar que no participará en el onceavo debate del Partido Republicano en Detroit, Michigan, hoy.
En este ambiente de confusión, republicanos señalaron que la convención de julio en Cleveland, Ohio, de la que saldrá el nominado del partido, podría estar más dividida que nunca. “Yo no pienso apoyar a Trump en noviembre [cuando serán las presidenciales]. Creo que se ha descalificado a sí mismo como candidato al hacer uso de una retórica tan extremista. No necesitamos a alguien que nos divida. Necesitamos a alguien que nos una”, aseguró el congresista republicano por Illinois, Bob Dold.
“Yo estaré en esa convención para apoyar a Marco Rubio”, aseguró a su vez el representante republicano por Nueva York, Peter King, quien aseguró que un considerable número de miembros del partido no ven con buenos ojos el avance de Trump.
Pero las posibilidades de Rubio son escasas. “Si quiere ser visto como la opción necesita mostrar algo y rápido”, dijo Larry Sabato, de la Universidad de Virginia, en alusión a que el senador está obligado a ganar en Florida, si desea mantenerse con vida.