Miércoles 31 de agosto de 2016, p. 9
La literatura también es de modas: cada cierto tiempo un tema ocupa la mesa de novedades de las librerías. Por tiempos son las narconovelas o los libros juveniles con mujeres de protagonistas o se ven vampiros por todos lados. Estas modas en cierta medida hacen bien a la literatura, porque el lector es temeroso. No conozco la situación en México, pero en Italia los libros son caros y el lector es tímido y no tiene el dinero, así que antes de invertirlo en un libro del que no sabe nada, va sobre lo seguro y hace la elección más cómoda. Uno puede decir que esa persona por lo menos está leyendo, pero el hecho es que leen siempre sobre las mismas cosas, es como una serpiente que se muerde la cola. No sé cómo podamos salir de eso
.
La voz es de la editora italiana Alice Basso (Milán, 1979), quien acaba de publicar su primer libro, El inesperado plan de la escritora sin nombre, en el que toca uno de los aspectos misteriosos de la industria editorial: los escritores fantasmas (ghostwriters), llamados también negros, aquellos que escriben en nombre de otros, algo que ella nunca ha sido.
La novela, publicada por Planeta y que se ha convertido en un éxito de ventas, es también un homenaje al thriller con guiños a personajes como Sherlock Holmes, la trilogía Millenium y otras. El mío es un género policiaco de mentiritas
, dice en entrevista.
Es también una crítica a los libros esotéricos. El siguiente hablará de otro tema que está de moda en Italia, la cocina, que no se refiere a los recetarios, sino a aquellos en los que generalmente una mujer sale de su vida miserable porque aprende a cocinar.
Cortarse los propios pies
“Voy a decir algo que en Italia se dice: cortarse los propios pies, es decir, algo que va en contra de uno mismo: a mí no me gustan las modas literarias. Cuando escribí este primer libro le dije a mi editor italiano que cada uno de la saga (que tal vez sean cinco) se burlará de una moda literaria: en el primero fue la literatura esotérica, en el segundo será la moda que en Italia está fuertísima y es la cocina. Hoy en día todos escriben sobre cocina, pero no sólo recetarios, sino también novelas que hablan de cocina, todos idénticos y cómo la cocina salva la vida a una mujer que es infeliz, que le va pésimo en todo; alguien a quien dejaron plantada en el altar y cosas por el estilo, pero aprende a cocinar y su vida mejora, florece.
“Hay muchas modas literarias que además conducen a pocas vertientes. Nosotros también tuvimos nuestra temporada, que no ha terminado, sobre la mafia. Entiendo que es muy fácil vender cosas que ya tienen un canal abierto. Si me pongo en el lugar del personal editorial, sí puedo entender, pero también es cierto que un mantra que los editores repiten demasiado es que siempre están a la caza de algo original, y entonces ves la contradicción.”
Si dicen siempre que buscan originalidad, ¿por qué siempre estamos leyendo las mismas cosas. Yo trato de meterme en esa situación, porque sí he escuchado con gran satisfacción que mi novela es original, pero admito que es un rompecabezas de clichés que ya existen. Lo hice para hacerles un homenaje, no pensando en hacer un producto editorial vendible; lo hice para rendir homenaje a todos estos géneros. Quizá esto también contribuyó al éxito del libro. Entonces, no puedo escupir en el plato que me da de comer”.