Miércoles 31 de agosto de 2016, p. 8
Se hizo músico desde muy niño, cuando participó en algunas batallas revolucionarias al lado de Pancho Villa como su cornetista oficial. Tanto gusto tomó por el ritmo y los sonidos, que más adelante se enroló en la orquesta de un circo y luego en bandas militares.
De esa manera adquirió la reconocida versatilidad interpretativa y la profunda identidad mexicana que lo distinguieron a lo largo de su existencia.
Pero no todo quedó allí, pues su empeño y virtuosismo hicieron que Rafael Méndez (1906-1981) fuera considerado en su época, la segunda mitad del siglo XX, el mejor trompetista del mundo.
El título de poco ha valido para ese intérprete oriundo de Jiquilpan, Michoacán. Fuera de los ejecutantes de aquel instrumento, nadie lo recuerda en el país ni conoce su legado, incluso en el medio musical.
Así lo destaca la también trompetista Alejandra Rosas Olvera (Ciudad de México, 1976), quien se dio a la tarea de rescatarlo del olvido y colocarlo en el sitio que merece.
Para ello emprendió una meticulosa investigación, tanto documental como testimonial, que derivó en la biografía Rafael Méndez: homenaje al trompetista mexicano, que fue presentado el lunes pasado a las 19 horas en la Fonoteca Nacional.
Realizado con apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca), este libro es un acercamiento amoroso
a la vida y la obra del también compositor y arreglista, mediante de anécdotas y testimonios de familiares, amigos y músicos de su época.
De igual manera, detalló la autora, permite adentrarse en las condiciones de vida que imperaban en el lugar donde nació el trompetista y, en general, en el resto del país, además de conocer cómo era la dinámica de la música nacional durante la segunda mitad del siglo XX.
En el medio académico pesa un estigma muy fuerte contra Rafael Méndez, porque en vida estuvo en los reflectores de la música comercial. Esto es muy injusto. Con el rigor académico, es innegable su calidad interpretativa; puso estándares muy altos
, afirma Alejandra Rosas.