El 17% de los pacientes internados con COVID-19 pueden desarrollar trombosis venosas
La trombosis venosa profunda se produce cuando se forma un coágulo de sangre, un trombo, en una o más venas profundas del cuerpo, generalmente en las piernas. Puede causar dolor o hinchazón de piernas, pero también puede ocurrir sin síntomas. Tras el avance de la propagación del coronavirus por el mundo y la realización de más investigación científica para entender de qué se trata y qué impacto produce en el cuerpo humano, se descubrió que la enfermedad COVID-19 aumenta el riesgo de que las personas contagiadas desarrollen complicaciones con trombosis.
Científicos de Italia se pusieron a analizar los estudios realizados sobre la asociación entre los trombos y el COVID-19. Publicaron esta semana en la revista Journal of Cardiovascular Surgery la mayor revisión de la literatura científica que se ha logrado hasta el momento después de 18 meses de pandemia. El coronavirus ya afectó a más de 229 millones de personas, y produjo la muerte de más de 4,7 millones de personas en el mundo, según el registro de la Organización Mundial de la Salud.
Se sabe que una trombosis venosa profunda se puede desarrollar si una persona tiene ciertas enfermedades que afectan la forma en que coagula la sangre. Un coágulo sanguíneo de las piernas también puede ocurrir si la persona no se mueve durante mucho tiempo, por ejemplo, después de una cirugía o un accidente, cuando se viaja grandes distancias sentado o cuando se encuentra en reposo en cama.
La trombosis venosa puede ser muy grave porque los coágulos sanguíneos que se producen en las venas pueden soltarse y desplazarse a través del torrente sanguíneo y atascarse en los pulmones y, de este modo, bloquear el flujo de sangre.
La infección por el coronavirus es una enfermedad, eminentemente respiratoria, pero multisistémica dado que afecta a numerosos órganos y sistemas. Tal es el caso del sistema circulatorio por lo que se ha asociado con la aparición de trombosis y otros problemas.
Los investigadores de Italia, liderados por Daniela Mazzaccaro, de la Unidad Operativa de Cirugía Vascular, del Policlínico San Donato, con colegas de la Universidad de Milán, hicieron una búsqueda de estudios publicados y han hallado un total de 877 resultados. Tras la evaluación de los textos completos se incluyeron 69 artículos en el análisis cualitativo y 23 de ellos se destinaron a una evaluación cuantitativa. Estas investigaciones engloban los casos de 106.838 pacientes hospitalizados por Covid-19 entre los meses de enero y diciembre de 2020.
Al analizar los estudios, se detectó que la tasa de prevalencia combinada informada de trombosis venosa en pacientes con COVID-19 se sitúa en el 17%. Es mucho mayor en el caso de los pacientes que han requerido ingreso en unidades de cuidados intensivos. En estos casos, la tasa oscila entre el 60,8 y el 85,4%. Se han informado de eventos de trombosis venosa en aproximadamente el 75% de los casos en las venas poplíteas y de la pantorrilla. Los signos y síntomas estuvieron presentes en el 6,1% de los casos.
En la evaluación cuantitativa, factores como la edad avanzada o la obesidad, aumentaron las posibilidades de experimentar trombosis venosa. El sexo femenino muestra una mayor tendencia a su desarrollo.
“En los pacientes hospitalizados por Covid-19, la trombosis venosa es un hallazgo relativamente común, con tasas de prevalencia más altas en los pacientes ingresados en unidades de cuidados intensivos”, escribieron los investigadores italianos en el trabajo. “En los pacientes hospitalizados por Covid-19, la trombosis venosa es un hallazgo relativamente común, con tasas de prevalencia más altas en los pacientes ingresados en UCI. La trombosis venosa se presenta, principalmente, en las regiones distales de la extremidad inferior y es asintomática en la mayoría de los casos”, concluyeron los autores de la revisión.
Otro trabajo reciente sobre las trombosis fue realizado por investigadores científicos de Irlanda. Identificaron cómo y por qué algunos pacientes de COVID-19 pueden desarrollar coágulos, un avance que podría favorecer que se realicen terapias específicas para prevenirlos.
El trabajo fue dirigido por investigadores de la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI en Dublín y se publicó en la revista especializada Journal of Thrombosis and Haemostasis. Se enfocó en las complicaciones del COVID-19 que suele afectar a los pulmones y las vías respiratorias. Las personas con diabetes, presión arterial elevada o problemas cardíacos preexistentes tienen un mayor riesgo de presentar complicaciones con coágulos si contraen el coronavirus.
Para entender por qué se producen esos coágulos, los investigadores analizaron muestras de sangre tomadas a pacientes con Covid-19 en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Beaumont de Dublín. Descubrieron que el equilibrio entre una molécula que provoca la coagulación, llamada Factor de von Willebrand (VWF), y su regulador, llamado ADAMTS13, está gravemente alterado en los pacientes con COVID-19 grave.
En comparación con los grupos de control, la sangre de los pacientes con Covid-19 presentaba mayores niveles de las moléculas VWF procoagulantes y menores niveles de ADAMTS13 anticoagulante. Además, los investigadores identificaron otros cambios en las proteínas que causaban la reducción de ADAMTS13.
El trabajo fue financiado por el Estudio Irlandés de Vasculopatía COVID-19 (ICVS) a través del premio de Respuesta Rápida COVID-19 de la Junta de Investigación Sanitaria, así como una subvención filantrópica de la Fundación 3M a la Universidad de Medicina y Ciencias de la Salud RCSI en apoyo de la investigación COVID-19.
“Nuestra investigación ayuda a comprender los mecanismos que causan los coágulos sanguíneos graves en los pacientes con COVID-19, lo cual es fundamental para desarrollar tratamientos más eficaces”, dijo la doctora Jamie O’Sullivan, autora principal del estudio y profesora de investigación del Centro Irlandés de Biología Vascular y de la Facultad de Farmacia y Ciencias Biomoleculares del RCSI.
“Aunque se necesita más investigación para determinar si los objetivos dirigidos a corregir los niveles de ADAMTS13 y VWF pueden ser una intervención terapéutica exitosa, es importante que sigamos desarrollando terapias para los pacientes con Covid-19. Las vacunas contra el Covid-19 seguirán sin estar disponibles para muchas personas en todo el mundo, y es importante que les proporcionemos tratamientos eficaces a ellos y a los que padecen infecciones de última hora”, afirmó.
“Los pacientes con COVID-19 hospitalizados tienen mayor riesgo de desarrollar trombosis, que es la formación de coágulos principalmente en las piernas. En algunos casos esos coágulos pueden migrar al pulmón. Al principio de la pandemia, se hicieron algunos estudios para evaluar si la anticoagulación mejoraba la mortalidad, pero no demostró que fuera efectiva. Hoy, con el conocimiento adquirido en todo el mundo, sólo se da profilaxis o sea anticoagulante a bajas dosis para prevenir la formación de trombos. Cuando se sospecha trombosis se hace un estudio de Doppler de miembros inferiores. Si se sospecha tromboembolismo pulmonar, se indica una tomografía con contraste o una angiografía”, explicó a Infobae la doctora Carina Balasini, la médica especializada en cuidados críticos y miembro de la comisión directiva de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI).
Además, la doctora Balasini comentó que que la mayoría de los pacientes internados reciben una dosis pequeña de anticoagulantes -generalmente heparina sódica o de bajo peso molecular- para prevenir la formación de trombos en miembros interiores de los pacientes por estar acostados sin movimiento. Esa dosis se les da a todos los pacientes en cuidados intensivos de cualquier patología. En otros pacientes, que no pueden recibir heparina, se le colocan botas neumáticas que mejoran la circulación venosa.
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