Una coalición de tres partidos será necesaria en Alemania para definir al sucesor de Angela Merkel
Los alemanes no eligen directamente al jefe de gobierno, lo hacen los diputados, una vez formada mayoría, que se prevé compleja, algo que no ocurría desde 1950.
El resultado electoral de las elecciones del domingo en Alemania han modificado el panorama del país de mayor peso político y demográfico de toda Europa, donde hay incertidumbre puesto que los dos principales partidos defienden el derecho de encabezar la nación, dejando sin definir quién será el sustituto de Angela Merkel.
Liderados por el ministro de Finanzas y vicecanciller saliente, Olaf Scholz, los socialdemócratas del Partido Socialdemócrata (SPD) se proyectan como ganadores con el 25,7 % de los votos, según resultados preliminares publicados por la comisión electoral este lunes.
La alianza conservadora de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de Merkel, y su aliado, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU,) encabezada por Armin Laschet, obtendría el 24,1 %, el peor resultado en su historia de siete décadas.
Los Verdes, liderados por Annalena Baerbock, aparecen de terceros con el 14,8 %, seguidos del liberal Partido Democrático Libre (FDP), con su líder Christian Lindner, con 11,5 % y el ultraderechista Alternativa para Alemania con 10,3 %, recoge AFP.
En Alemania no son los votantes los que eligen directamente al jefe de Gobierno, sino los diputados, una vez formada la mayoría.
Los ciudadanos emiten dos votos. Uno es para un diputado local y el otro por un partido político. Entre las dos votaciones salen los 598 miembros parlamentarios, la mitad a partir de los 299 distritos y el otro 50 % según los sufragios por partidos, refiere France24.
El siguiente paso es la conformación de una coalición que resulte en mayoría en el Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento federal. Pero esta vez la mayoría es especialmente complicada de formar, ya que debe reunir a tres partidos –la primera vez que esto ocurre desde los años 1950– debido a la fragmentación del voto.
Para un país acostumbrado a la estabilidad política tras 16 años bajo el liderazgo firme de Merkel, los próximos meses se perfilan como un periodo tormentoso.
Tanto Scholz, de 63 años, como Laschet, de 60, dijeron que pretenden tener un gobierno instalado antes de Navidad.
Este lunes Scholz puso toda la presión sobre los conservadores, y les dijo que su lugar está en ”la oposición”.
“La CDU y la CSU no solamente han perdido votos, también han recibido el mensaje de los ciudadanos de que ya no deberían estar en el Gobierno sino en la oposición”, afirmó el líder socialdemócrata, que quiso tranquilizar a sus socios internacionales sobre “la estabilidad” de Alemania.
“Deberían saber que Alemania siempre ha tenido coaliciones y siempre ha sido estable”, dijo el saliente ministro de Finanzas, en inglés.
A su vez, los conservadores, pese a su resultado “decepcionante”, también prevén formar el próximo gobierno, advirtió Laschet. Sin embargo, este candidato conservador admitió este lunes que la CDU “necesita renovarse”.
Este proceso de definición del nuevo gobierno podría sumir a la primera economía europea en un largo periodo de parálisis política mientras duren las negociaciones entre partidos.
Tras las últimas elecciones, en 2017, se necesitaron más de seis meses para alcanzar un acuerdo y formar la actual gran coalición de conservadores y socialdemócratas.
Para los democristianos, las “pérdidas son amargas”, admitió Paul Ziemak, número dos de la CDU. Su partido nunca había caído por debajo del 30 % de los votos. En 2017, alcanzó 32,8 %.
En una muestra de este declive, la circunscripción de Angela Merkel, en la que había sido elegida diputada desde 1990, cayó en manos del SPD.
Un descenso así de los conservadores ensombrecería, además, el fin del mandato de Merkel, quien pese a seguir siendo muy popular al término de cuatro legislaturas, parece haber sido incapaz de preparar su sucesión.
Las negociaciones podrían retrasar la salida efectiva de la canciller, de 67 años, que ha dedicado más de tres décadas a la política.
En tanto, Scholz representa el ascenso de un partido que se creía debilitado. El candidato y aspirante a canciller ha evitado en sus discursos todo signo triunfalista lo que ha sido vinculado no solo a su carácter -se le suele tachar de aburrido-, sino a la prudencia tal vez adquirida en sus cuatro años de vicecanciller junto con la cautelosa Merkel.
Scholz podría convertirse en el noveno canciller de la República Federal de Alemania (RFA). El exalcalde de Hamburgo logró a pesar de todo posicionarse delante de sus rivales en un contexto de crisis de la socialdemocracia en toda Europa, según EFE.
El socialdemócrata, de tendencia centrista, sustituyó en 2018 como ministro de Finanzas al democristiano ortodoxo Wolfgang Schaüble y rompió con el tono a menudo tajante y moralizador de su antecesor.
Scholz logró recuperar terreno con la pandemia, cuando no dudó en romper con la ortodoxia presupuestaria. Tras una década de acumular excedentes, Alemania contrajo miles de millones de euros en nuevas deudas desde 2020, en detrimento de sus estrictas reglas constitucionales.
Nacido en Osnabruck el 14 de junio de 1958, Scholz se unió al SPD a los 17 años y simpatizaba con las ideas más de izquierda del partido. Es abogado especialista en derecho laboral y en 1998 fue elegido diputado.
Se desempeñó como secretario general del SPD (2002-2004) y tras una serie de derrotas electorales cedió el cargo en 2004. En 2007 se convirtió en ministro de Trabajo y con Merkel ha mantenido una relación de confianza. La canciller lo apoyó en 2017 cuando enfrentó llamados a renunciar a la Alcaldía tras las violentas manifestaciones durante la cumbre del G20 en Hamburgo. (I)