Imágenes captadas por el Perseverance de la NASA revelan todo un oasis en Marte
La NASA ha difundido nuevas imágenes de Marte captadas por su rover Perseverance en el cráter Jezero y ha confirmado que en ese lugar existió un gran lago alimentado por un río hace 3.700 millones de años. Este hallazgo revela un terreno ideal para la búsqueda de evidencia de vida, tal como sospechaba la agencia espacial desde que eligió ese sitio de aterrizaje para su misión.
Se trata de los primeros resultados científicos obtenidos por el rover Perseverance, que aterrizó en febrero en el planeta rojo. Las sofisticadas cámaras incorporadas en el robot de la NASA permitieron observar detalladamente el entorno del cráter Jezero y transmitir por satélite una base de imágenes.
Estas primeras fotografías en alta resolución confirmaron lo observado desde la órbita de Marte: en el cráter, de unos 35 kilómetros de diámetro, hubo un lago cerrado, alimentado por la desembocadura de un río.
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El nuevo estudio, publicado en la revista Science, aporta numerosos detalles sobre la historia de este lago, con una superficie comparable al Lemán de Ginebra (Suiza).
Las imágenes analizadas corresponden a la superficie del cráter y a Kodiak, un montículo similar al delta de un río. Cuando el rover las envió a la Tierra, el equipo científico del Perseverance de la NASA las procesó y combinó, y pudo observar distintos lechos de sedimentos.
Los investigadores midieron el grosor, la pendiente y la extensión lateral de cada capa, y descubrieron que los sedimentos no habían sido depositados por el viento, sino por el flujo de agua en un lago, por inundaciones u otros procesos geológicos.
”Sin llegar a ningún sitio, el rover pudo resolver una de las grandes incógnitas, que era que este cráter fue una vez un lago. Hasta que realmente aterrizamos allí y confirmamos que era un lago, siempre fue una incógnita”, reconoce Weiss.
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Cuando los investigadores observaron las imágenes del afloramiento principal, vieron grandes rocas y cantos rodados incrustados en las capas más jóvenes y superiores del delta; algunas medían hasta un metro de ancho y pesaban varias toneladas.
El equipo llegó a la conclusión de que estas enormes rocas debían proceder del exterior del cráter o de varios kilómetros río arriba y que fueron arrastradas hasta el lecho del lago por una inundación repentina que fluyó hasta nueve metros por segundo y movió hasta 3.000 metros cúbicos de agua por segundo.
Estas enormes rocas situadas en las capas superiores del delta son el material depositado más reciente, mientras que los cantos rodados reposan sobre capas de sedimentos más antiguos y mucho más finos, un indicador de que, durante gran parte de su existencia, el antiguo lago fue alimentado por un río que fluía suavemente.
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Con el tiempo, el cráter sufrió repentinas inundaciones que depositaron grandes rocas en el delta y, después, un cambio climático —que no se sabe por qué fue originado—, hizo que el lago se secara. Durante los miles de millones de años siguientes, el viento erosionó el paisaje y creó el cráter que vemos hoy.
A medida que el rover explore el cráter, los científicos esperan descubrir más pistas sobre la evolución climática e hidrológica del planeta rojo porque, si Jezero fue un entorno lacustre, sus sedimentos podrían contener rastros de antigua vida acuática.
En su próxima misión, Perseverance buscará lugares para recoger sedimentos y muestras que enviará a la Tierra para que los científicos busquen biofirmas marcianas.
Con información de AFP y EFE