La salida de Shell de Holanda viene acompañada de beneficios legales
Ben Van Beurden se muda. El CEO de Shell dijo ayer que propondrá trasladar la sede u la residencia fiscal corporativa de Países Bajos a Reino Unido.
Se produce después de que Unilever decidiera en 2020 ubicar su sede central en Reino Unido. Pero estaba desmantelando sus holdings gemelos; Shell ya lo hizo en 2005, cuando eligió Reino Unido para su base corporativa y su principal cotización, mientras su residencia fiscal y su sede estaban en La Haya. Para evitar que los accionistas no holandeses tuvieran que pagar el impuesto de retención del país, Shell les emitió acciones B; los inversores de Países Bajos recibieron acciones A.
Shell se queja de que es un engorro. Eso no le impidió completar una operación de 60.000 millones de euros sobre la británica BG Group en 2016. Sin embargo, el acuerdo complica la recompra de acciones, ya que la recompra de las A implica el pago de la retención fiscal holandesa. A medida que Van Beurden devuelve capital a los accionistas con la ayuda de los altos precios del petróleo, el número de acciones B baja.
El reajuste también puede producir dividendos de cara a la transición energética. Van Beurden no ha fijado objetivos para eólica y solar ni ha reducido la producción de crudo, lo que significa que puede necesitar en algún momento aumentar su volumen en un área de crecimiento como el hidrógeno. Eso sería más fácil de lograr con una sola clase de acciones. También lo sería fusionarse con un rival como BP y separar los combustibles fósiles, como ha sugerido el activista Dan Loeb. Además, está la reciente sentencia de un tribunal holandés que obliga a Shell a reducir sus emisiones anuales en un 45% para 2030. La firma dice que lo hará independientemente de la sede.
La salida y la pérdida de la etiqueta real (Royal) le granjeará pocos amigos en su exhogar. Pero el Gobierno holandés está en el limbo postelectoral, al igual que una propuesta parlamentaria para gravar a los grupos que se van, así que las desventajas, por ahora, parecen limitadas. Además, teniendo en cuenta el trato que ha recibido Shell de las autoridades, es posible que no le importe demasiado si alguien se ofende.
Los autores son columnistas de Reuters Breakingviews. Las opiniones son suyas. La traducción, de Carlos Gómez Abajo, es responsabilidad de CincoDías