Atravesar nubes de basura espacial, el reto de la misión al Sol de la NASA
La sonda Solar Orbiter se prepara para comenzar su misión científica principal de exploración del Sol, pero antes deberá regresar y hacer un sobrevuelo de la Tierra, durante el que tiene que atravesar nubes de desechos espaciales que rodean el planeta. (Le puede interesar: Misión DART: este miércoles despegará la primera misión de defensa planetaria)
El sobrevuelo, que “será el más arriesgado hasta ahora para una misión científica”, se producirá el próximo 27 de noviembre. A las 04.30 GMT la nave estará en su aproximación más cercana, a solo 460 kilómetros sobre el norte de África y las españolas islas Canarias, casi tan cerca como la órbita de la Estación Espacial Internacional, informó la Agencia Espacial Europea (ESA).
La maniobra es esencial para disminuir la energía de la sonda y alinearla para su próximo paso cercano al Sol, aunque existe “un pequeño riesgo de colisión” con algún resto de basura, por lo que el equipo de operaciones controlará la situación de cerca y alterará su trayectoria si parece estar en peligro. (Le puede interesar: Se atrasa el lanzamiento del telescopio que promete nueva era de descubrimientos)
La nave debe atravesar dos regiones orbitales, cada una de las cuales está poblada de desechos espaciales. El primero es el anillo geoestacionario de satélites a 36.000 kilómetros y el segundo es la colección de órbitas terrestres bajas a unos 400 kilómetros, por lo que existe un riesgo de colisión
Su regreso a las cercanías de la Tierra ofrece a Solar Orbiter una “oportunidad única” para estudiar su campo magnético que es “la interfaz de nuestra atmósfera con el viento solar”, una corriente constante de partículas emitidas por el Sol.
Solar Orbiter fue lanzada en febrero de 2020 y desde el pasado julio está en fase de crucero. La sonda ya ha hecho su primera aproximación al Sol, a 77 millones de kilómetros y ha proporcionado datos de parte de sus instrumentos. (Le puede interesar: El equipo de la NASA que habla español y que busca vida en Marte)
Uno de los que ya están en acción es el Detector de Partículas Energéticas (EPD), cuyo investigador principal es astrofísico de la Universidad de Alcalá (Madrid) Javier Rodríguez-Pacheco, que ha estado tomando medidas del viento solar y otras condiciones alrededor de Solar Orbiter.
Aunque la sonda no está aún en la fase de la misión que permite un modo de ciencia completa, ya ha generado mucha ciencia y se prevé que en diciembre vean la luz más de cincuenta artículos con sus resultados.
De ellos, una veintena usan datos del EPD, que ha demostrado ser uno “de los instrumentos más fiables” y sus datos unos de los más utilizados por la comunidad científica, destacó Rodríguez-Pacheco.
Tras el sobrevuelo terrestre, Solar Orbiter volverá a poner rumbo a la estrella y, en marzo, realizará un segundo paso cercano, a solo 50 millones de kilómetros, un tercio de la distancia entre el Sol y la Tierra.
Ese nuevo acercamiento proporcionará nuevas imágenes y datos, por ejemplo, de las enigmáticas “fogatas” que Solar Orbiter detectó en el Sol durante su primer vuelo próximo.
Esas fogatas podrían contener pistas sobre por qué la atmósfera exterior de la estrella tiene una temperatura de millones de grados, mientras que en la superficie es solo de miles, lo que aparentemente desafía la física.