Los tres desafíos prioritarios de Boric en La Moneda
«La política para mí es el arte de ponerse de acuerdo entre quienes piensan diferente en función de un bien común». Esa frase es una de las respuestas favoritas de Gabriel Boric cada vez que le consultan cómo gobernará con el viento en contra, con tiempos políticos y económicos turbulentos.
Gabriel Boric es el nuevo Presidente electo de Chile. Tras vencer a José Antonio Kast en la segunda vuelta electoral de este 19 de diciembre de 2021, el postulante de izquierda enfrenta algunos desafíos que se despliegan a partir de sus compromisos en campaña y también de la estructura política que comenzará a mover sus engranajes a partir de esta misma semana.
El diputado de Convergencia Social por Magallanes (mantiene su cargo hasta que asuma como Mandatario el 11 de marzo) tendrá que poner en práctica esa palabra «diálogo» de la que tanto habló en las últimas semanas. La primera muestra de su muñeca será en la instalación de la nueva administración. Estas semanas tendrá la díficil tarea de armar un gabinete «equilibrado», con un equipo que debutará al igual que Apruebo Dignidad en las grandes ligas.
Hay varios nombres que se dan por descontados, como el de los diputados Giorgio Jackson (RD), Camila Vallejo (PC), Maya Fernández (PS) y Miguel Crispi (RD), quienes llegarían a La Moneda con Boric.
En los días previos a la elección, el Presidente electo -el más joven en la historia de Chile- dejó entrever que la puerta para sumar a personeros de la centroizquierda estará abierta. Según sus propias palabras, «para lograr un buen equipo necesita a los más capaces», incluso si están más allá de su bloque político. Desde el progresismo -PS, PPD, PR y PL, sin sumar la DC- ya se autodenominaron como «colaboradores constructivos» del nuevo gobierno. La duda que deberá resolver entre Navidad y Año Nuevo es a quién sumará y en qué cargos sin tensionar los flancos internos y los equilibrios propios de su coalición. Habrá especial atención en cómo el PC -partido que tiene la bancada más grande de AD- se suma al Comité Político y cómo convive con el resto de la izquierda y la centroizquierda. En otras palabras, cómo Boric «mantiene a raya el fuego amigo».
Aunque asume el 11 de marzo de 2022, el electo Mandatario debe sortear distintas presiones y urgencias. En PAUTA escogimos tres materias prioritarias de los meses que vienen: sin luna de miel, la gradualidad de sus reformas y el Congreso dividido.
Según el reporte del Servicio Electoral, el candidato de Apruebo Dignidad se impone en la Región Metropolitana por más de 20 puntos.
«La gente quiere cambios con estabilidad» fue el diagnóstico que se instaló en especial en la campaña de segunda vuelta. Ahora, el Presidente Boric deberá mostrar cómo su elenco político y su carta de ruta conviven con una nueva oposición más dura que será capitaneada por José Antonio Kast.
Desde las primeras etapas de la campaña ya se hablaba de un plan de gobierno de dos tiempos: uno marcado por el primer año de administración, y otro después del Plebiscito de Salida de la nueva Constitución. En Apruebo Dignidad reconocen que estos cuatro años serán complejos desde el principio, más si se concibe como un gobierno de transición. Es decir, habrá menos de un año para manejar la agenda política y legislativa y luego, si se aprueba la nueva Carta Magna, viene el proceso de adecuar el texto a la realidad.
De hecho, en el nuevo bloque de gobierno están conscientes de que la instalación del Frente Amplio y de Chile Digno en La Moneda no tendrá luna de miel. Por el contrario, tendrán los ojos de la derecha y de la centroizquierda encima, esperando el primer traspié.
Algunos personeros de AD creen que habrá una boleta política de vuelta por esa «arrogancia generacional» que tuvo el Frente Amplio al ningunear a la Concertación y parte de su obra en los años previos. Boric ha dicho que el «país no parte con nosotros» y que su propuesta es una posta. Por lo mismo, se reunió con los expresidentes Ricardo Lagos y Michelle Bachelet para hablar de política y escuchar sus consejos, según ha dicho.
«Lo que me corresponde es ir más allá del eslogan. Los 30 años tuvieron luces y sombras», ha comentado cada vez que le preguntan por el tema. Por eso, en el proceso de instalación deberá poner en práctica que no solo él les bajó un tono a las críticas del pasado, también sus colaboradores.
Se habla de refundación, reflexión profunda y rearmar a un sector golpeado. Todos apoyan a la carta de Apruebo Dignidad en el balotaje, pero si gana el rol de los partidos es un misterio.
El fantasma de «en la medida de lo posible»
Otro de flanco que será constante es el manejo de expectativas ante un programa que en primera vuelta en el que prometía cambios profundos y que en el balotaje se fue moderando e incluso, a ratos enredando. En el último debate y también en las entrevistas posteriores le preguntaron a Boric si acaso entre el Congreso dividido, la pandemia y las proyecciones económicas su gobierno sería «en la medida de lo posible» (frase ícono de Patricio Aylwin). El parlamentario por Magallanes siempre trató de salir por el lado, pues hacerse cargo de esa etiqueta sería abrir la puerta a las críticas de su propio sector. Al contrario, ha optado por refugiarse en la frase de que la gente y sus votantes entienden el que el panorama será complejo.
«Hay una sabiduría popular mucho mayor al que se piensa desde algunos analistas. La gente sabe que viene complicado. La gente sabe que la economía va a tener una recesión. Saben que esto es paso a paso», dijo Boric en una de sus últimas entrevistas como candidato.
Ahora como Jefe de Estado, la misión es manejar la presión externa, y por supuesto la interna, sobre ese programa transformador. Aquí será clave la presión del PC y el ala más izquierda por cumplir los cambios prometidos, cuando el propio Boric ha explicitado -con una dosis de honestidad- que «no habrá intransables».
Ahí, por ejemplo, la reforma de pensiones será la estrella de este concepto. Una de las banderas de su época de candidato fue el fin del sistema de las AFP. Sin embargo, con el paso de los días esa idea fue moderándose. Boric ha señalado que «dará la pelea en el Congreso para que no haya más AFP»; sin embargo, si el tema se entrampa en el Congreso por falta de votos, tampoco sirve para el fin último que es subir las pensiones lo antes posible.
«Nosotros queremos cumplir todo lo que hemos manifestado, pero también hay que atenerse a la realidad que vayamos enfrentando», ha dicho el Presidente electo.
A pocos días del balotaje, el economista Guillermo Larraín, quien trabajó con Yasna Provoste, dice que «no hemos llegado a resolver todos los puntos», por ejemplo, «el rol de la AFP».
Convivir con el «pirquineo» parlamentario
Todo lo anterior tiene como escenario el Congreso dividido. Boric lo ha llamado «equilibrado». En la Cámara de Diputados, la izquierda y la centroizquierda tienen una ligera ventaja; mientras que en el Senado el panorama apunta al 50% controlado por la derecha. Por lo mismo, para lograr buena parte de su programa de gobierno necesitará negociar e incluso «pirquinear» votos de independientes y también de la derecha.
Boric ha detallado que entre sus prioridades (y primeras batallas) está la reducción de las listas de espera en el área de salud (acto más administrativo que legislativo); pensiones, gestión de la pandemia y seguridad. El proceso constituyente corre por un carril paralelo.
Apenas se instalen los nuevos diputados y senadores, el gobierno entrante deberá convencer que algunas de sus banderas son urgentes, entre ellas que «los más ricos colaboren más, que las empresas mineras deban tener un nuevo royalty, que se terminen con las exenciones y con los pagos de impuestos en otras partes». Es decir, deberá evaluar la viabilidad de una reforma tributaria tan ambiciosa como la propuesta. Por lo mismo, un factor clave de esta tarea es quién asumirá como ministro de Hacienda y también quién llegará a la Secretaría General de la Presidencia (Segpres).
En el caso de Hacienda, la búsqueda apunta a nombres que estén fuera de Apruebo Dignidad. Los candidatos evidentes surgen del consejo asesor que se armó tras la primera vuelta, donde figuran Andres Repetto, Roberto Zahler y Eduardo Engel. El nombre de Repetto está entre los más mencionados, no solo porque daría tranquilidad a los mercados, sino porque marcaría el hito de ser la primera mujer al frente de Teatinos 120. Otro de los nombres sugeridos es el de Guillermo Larraín, aunque se trata de un DC y eso podría generar problemas en la tienda falangista y entre dirigentes comunistas. El puesto en Hacienda, en cualquier caso, es uno de prioridad absoluta y que el entorno de Boric buscará despejar tempranamente.
La Segpres es la cartera que vela por la relación entre el Gobierno y el Parlamento. El nombre que llegue allí será muy importante dado que se trata de una nueva coalición que se instala en La Moneda.
El nuevo Mandatario algo de esto ha sincerado: «Estoy convencido de que el Parlamento equilibrado que vamos a tener es una oportunidad. No lo veo como una suerte de castigo, sino que estamos obligados a ponernos de acuerdo. En materia de pensiones, por ejemplo, no podemos seguir esperando. A la gente no le importa si usted es de derecha o de izquierda: quiere que su pensión mejore».
El debate público en Chile «se empeña en autoengañarse y convertir en estadistas a dos candidatos que lo que necesitan es un ministro de Hacienda que sea un mago de las finanzas», dice John Müller.