Día mundial del escepticismo: 9 razones por las que en este día recordamos el legado de Carl Sagan
Hace 25 años, falleció el astrónomo y divulgador científico Carl Sagan, y justamente por eso el 20 de diciembre se dedica como Día Mundial del Escepticismo.
Esto, porque Sagan, además de hacer una fantástica labor de divulgación de la ciencia, a audiencias masivas, como sucedió con la serie de televisión Cosmos, también estaba muy interesado en mostrar la importancia del pensamiento crítico.
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Para Carl Sagan, el escepticismo debía ser parte central del pensamiento científico y trataba de mostrar a su público que eso no solo era útil cuando uno trataba con una investigación científica, sino con cosas cotidianas: pues ser escéptico hace más difícil que seamos engañados.
Y por supuesto eso sigue teniendo mucho sentido ahora, igual que hace dos décadas o antes.
Contra las pseudociencias
En su momento Sagan se enfocó en desmentir la observación de “naves espaciales” u ovnis.
Para él, como astrónomo muy interesado en conocer el Universo, pero también verificar la posibilidad de vida en algún rincón de este, hubiera sido muy fácil seguir solamente su emoción y considerar como verdaderos esos testimonios sobre “avistamientos ovnis”.
Pero Sagan prefería analizar ese tipo de dichos desde el punto de vista del pensamiento crítico y científico: si no había suficientes evidencias, no podía aceptarlos. Aunque eso quisiera decir que no se confirmara algo que a él le gustaría saber: que sí existía vida inteligente en el Universo, y que incluso nos “visitaba”.
Por eso a veces ser escéptico quiere decir poner a un lado los deseos propios de que cierta afirmación sea verdad, y primero revisarla ante la luz de la evidencia.
Al respecto Carl Sagan acuñó una frase que se considera como uno de los máximos principios escépticos: “afirmaciones extraordinarias requieren evidencias extraordinarias”.
9 reglas del pensamiento escéptico
Carl Sagan pensaba que las pseudociencias eran una amenaza para el avance de la ciencia, y que tanto el desconocimiento del pensamiento científico, como la irracionalidad, tendría terribles consecuencias para la humanidad.
Al respecto afirmaba: “vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología en la que nadie sabe nada de estos temas. esto constituye una fórmula segura para el desastre”.
Ese tipo de ideas las dejó plasmadas en varios de los muchos libros que escribió durante su vida, específicamente en “El mundo y sus demonios”.
En ese libro, cuyo subtítulo es “La ciencia como una luz en la oscuridad”, Sagan expone los métodos que sigue la ciencia para explicar el mundo y reunir conocimiento válido, especialmente cómo en estos procesos el pensamiento crítico y escéptico es muy importante.
Carl Sagan quería que su libro fuera una especie de guía para que todos tuviéramos la capacidad de distinguir la ciencia de la falsa ciencia -o pseudociencia-. Así que en el texto incluyó nueve reglas del pensamiento escéptico:
- Confirmar la realidad (independiente de los hechos).
- Debatir sobre la prueba con todos los puntos de vista posibles.
- No confundir experto y autoridad (“En la ciencia no hay autoridades, como mucho, hay expertos”, decía).
- Reconocer que siempre hay más de una hipótesis.
- No aferrarse a una hipótesis porque sea la nuestra.
- La cantidad numérica es clave para discriminar las hipótesis.
- En una cadena de argumentación, todos los eslabones deben funcionar.
- Lo más sencillo suele ser lo más probable.
- Las proposiciones que no pueden comprobarse ni demostrarse falsas no tienen mucho valor científico.
Si lo pensamos un poco estas reglas siguen vigentes y son muy útiles, en muchos aspectos de nuestras vidas: desde decidir si la dieta que nos anuncia como la más efectiva para bajar de peso, realmente podrá tener esos efectos, hasta para poder mantenernos lejos de ideas como la desconfianza de las vacunas.
Así que desde 2021 podemos seguir dando las gracias a Carl Sagan, por acercarnos un poco de luz.