
Evita el daño que genera la pirotecnia sonora en los animales – Noticias de Querétaro
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Para un perro o un gato los fuegos artificiales sonoros no son más que una tormenta inesperada. Al igual que cualquier tormenta implica riesgos, se deben tomar las precauciones pertinentes para garantizar la seguridad de nuestras mascotas.
Algunos animales son indiferentes a los fuegos artificiales sonoros, otros animales pueden lidiar con ello, pero la mayoría de los animales tienen miedo. Esta es una forma de prevenir daños ejerciendo un mecanismo de protección.
Muchos sienten pánico y ese miedo exagerado actúa dañándose a sí mismos y a quienes les rodean. Es allí donde debemos intervenir.
Si nuestros perros y gatos tienen un sentido del oído y del olfato muy superior, multiplicado por unos pocos ceros, entonces la percepción del ruido generado se amplificará a un valor muy alto.
El sufrimiento del animal puede ser muy grave. Aunque algunas personas ven solo el miedo leve o moderado como una respuesta adaptativa, muchas otras ven su fobia como una respuesta desproporcionada a los estímulos sonoros. Esto puede causar latidos cardíacos rápidos, fugas, escondite, salivación, vómitos, diarrea, temblores, aullidos, llantos, irritabilidad o parálisis.
Para evitar este dolor, es necesario saber actuar de la forma correcta. Si es un gato, es mejor encerrarlo en un armario y preparar una escena bien ventilada con anticipación.
Allí, un “efecto cueva” tan seductor para el mundo de los gatos añadirá una sensación de tranquilidad al aislamiento acústico de la ropa.
No es lo mismo con un perro. No se debe exagerar la reacción protegiéndolos de una manera muy visible. Si ocultamos nuestra reacción es porque la situación no es tan grave y, mediante la imitación, lograremos algo de paz.
Podemos utilizar la técnica de “streching” para aprovechar los efectos calmantes de los abrazos, incluido el uso de un chaleco de compresión especialmente diseñado. Sin embargo, estos accesorios son costosos y difíciles de encontrar en nuestro entorno.
Se reemplazan bien por una venda elástica colocada debajo del cuello; luego pasan a través de él, nuevamente por el interior de la extremidad anterior, a través de la cruz. Esto termina con dos pasadas más por debajo y por encima para garantizar que la compresión normal.