Aves amenazadas encuentran santuario en cantera inglesa – Big Fish
Con sus extensos juncales, las pantanosas llanuras de las afueras de Cambridge se han erigido como un hábitat atractivo para el discreto avetoro
Earith, Reino Unido. En las ciénagas de la campiña inglesa, la antaño mayor cantera de grava y arena de Europa se transforma en una enorme reserva natural que ofrece un santuario crucial para aves amenazadas.
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Con sus extensos juncales, las pantanosas llanuras de las afueras de Cambridge se han erigido como un hábitat atractivo para el discreto avetoro, que hasta 2015 figuraba en la lista roja de especies más amenazadas del Reino Unido.
Actualmente, esta garza rechoncha, con un plumaje marrón que se camufla perfectamente entre los juncos, ha pasado al nivel ámbar de amenaza, menos crítico.
‘Es realmente una demostración de cómo trabajando con socios y con acciones decisivas a gran escala, podemos sacar especies de la lista roja’, dijo Chris Hudson, director de la Real Sociedad para la Protección de las Aves (RSPB) en la reserva natural de Ouse Fen, 120 kilómetros al norte de Londres.
Aunque el elusivo pájaro no apareció durante la visita de AFP en una mañana fresca y lluviosa de enero, un cinco por ciento de los ejemplares en el Reino Unido anidan en Ouse Fen.
El número de avetoros en la reserva superan ahora la población nacional a mediados de 1990 cuando se publicó por primera vez la lista de especies amenazadas de la RSPB, indica Hudson, con los binoculares colgando del cuello.
Declive de insectos
La última edición de esta lista se publicó en diciembre de 2021 con 70 especies en la lista roja, más del doble que en el primer informe de 1996.
Alrededor del 30 por ciento de las 245 de las especies de aves en las islas británicas están actualmente en peligro
Entre las nuevas incorporaciones a esta lista figuran el avión común (de la familia de las golondrinas) y el vencejo, aves migratorias que cada primavera boreal vuelan miles de kilómetros desde el centro y el sur de África para criar en Europa.
Richard Gregory, jefe de vigilancia en el Centro de Conservación Científica de la RSPB, culpa de este descenso poblacional al cambio del uso de los terrenos en Reino Unido, Europa y otros lugares, que priva a las aves de comida y hábitat.
‘El declive de estas aves nos dice algo sobre un enorme declive en la biomasa de insectos, que ha sido una preocupación real para los conservacionistas de toda Europa recientemente, y probablemente es un fenómeno mucho más amplio’, dijo.
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‘Necesitamos más investigación, pero es una señal de alarma sobre cómo el medioambiente está cambiando a nuestro alrededor’, indicó.
‘Pero también sabemos que cuando gestionas los hábitats, cuando los proteges y proteges a los pájaros, estos pueden recuperarse’, añadió Gregory, evocando el ejemplo del ‘magnífico’ pigargo europeo, extinguido de las islas británicas a principios del siglo.
Gracias a un programa de protección y reintroducción, este imponente rapaz ya no está en la lista roja, con al menos 123 parejas de estos animales en Reino Unido.
‘La naturaleza volverá’
A principios de enero, en la reserva Ouse Fen, se pueden contemplar las antes escurridizas garzas blancas y aguiluchos laguneros, un ave rapaz amenazada cuya población se está recuperando gracias a décadas de esfuerzos de preservación.
La mezcla de juncales, aguas abiertas y praderas se está restaurando con tierra que antes servía a la mayor cantera de arena y grava de Europa. La reserva se abrió al público en 2010 y desde entonces recibe 20 mil visitantes anuales.
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Durante todo este proyecto, unos 28 millones de toneladas de grava y arena se han removido de tierra, dejando agujeros que luego se rellenan de agua y juncales para satisfacción de las aves.
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‘Nuestro trabajo es recrear las condiciones adecuadas que traigan de vuelta al avetoro’, indicó Hudson. Esto implica ‘muchas oportunidades de alimentación para que consiga sus presas como peces y anguilas‘.
‘Cuando se den estas condiciones, esto llevará a los pájaros de vuelta. ‘Si lo construimos, ellos vendrán’ es la frase que usamos a menudo’, añadió.
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Los seres humanos modifican el paisaje creando bolsas de agua y plantando juncos «y entonces la naturaleza se hará cargo del resto’. ‘Esa es la clave: dale a la naturaleza una oportunidad y volverá’, insistió.
(Fuente, AFP, por Sylvain PEUCHMAURD)
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