En el periodismo ambiental, los problemas son los mismos de hace 80 años – ELTIEMPO.COM
Se escribe mucho –y cada vez más– sobre el medioambiente en los medios de comunicación de Colombia. Las grandes redacciones y los espacios independientes retratan a diario la realidad de la contaminación de los ríos, de la deforestación de los bosques, de la quema de la selva, del tráfico de especies, de la sorprendente biodiversidad del país… No porque en Colombia las redacciones especializadas en temas ambientales sean inmensas, sino, más bien, porque estos temas son transversales a los que tradicionalmente han marcado la agenda del país durante años: conflicto armado, negocios ilícitos y más recientemente la firma del acuerdo de paz.
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Así lo explica Maryluz Vallejo, periodista y escritora paisa que recientemente sacó su nuevo libro, Una historia aún verde: El periodismo ambiental en Colombia, un documento de obligatoria lectura para quienes quieren entender cómo ha funcionado el discurso ambiental durante los últimos años en el país y cómo –casi– nada parece haber cambiado.
En entrevista con EL TIEMPO, Vallejo habla de los grandes referentes, del futuro del cubrimiento ambiental en Colombia, de las historias icónicas y las batallas luchadas para mantener la naturaleza intacta y de los bastiones contemporáneos de esta fuente periodística.
El libro es no solo un documento que reúne en un solo lugar una historia que estaba desperdigada entre cientos de páginas, sino también un homenaje a aquellos grandes defensores del ambientalismo en el país, como el sacerdote y botánico padre Enrique Pérez Arbeláez, cuyo rostro ilustra la carátula de la obra, y quien por varias décadas defendió ferozmente los recursos naturales de Colombia desde una columna de opinión que alcanzó a salir dos veces por semana en este diario y fue la precursora del periodismo ambiental en el país.
En el prólogo del libro, escrito por Alberto Donadio, él pide que usted haga un libro completo del padre Enrique Pérez Arbeláez, protagonista de todo el primer capítulo. ¿Por qué fue Pérez Arbeláez tan importante para el periodismo ambiental en Colombia?
Era un científico formado en Alemania. Cuando llegó a Colombia, en el año 1932, aquí vio que tenía que hacer una campaña permanente para crear esa conciencia ambiental y contribuir a que se crearan las instituciones para defender el medioambiente.
Fue un gestor, predicador constante y crítico del abandono en que tenía el Estado sus recursos. Tenía una formación muy metódica, era muy riguroso. No era, pues, el cura de dar misa, sino que salía a sus expediciones sin dejar de cumplir sus deberes sacerdotales. El padre murió lastimosamente antes de la Cumbre de Estocolmo, en 1972, con la que arranca todo este movimiento ecologista que yo también describo como el surgimiento del periodismo investigativo ambiental en Colombia, con la Unidad Investigativa de EL TIEMPO.
El padre era un obstinado defensor de los de los recursos naturales. Un creyente en que la noción de patria tenía su arraigo en el territorio, en el suelo patrio, y no se podía acabar con ese suelo, con esa capa vegetal. Entonces él estaba todo el tiempo repicando y la columna fue su tribuna. Él era un hombre muy inquieto, no era un intelectual de escritorio sino que estaba recorriendo todas las regiones del país. Se conocía al dedillo el Chocó y sus ríos, el Amazonas, creó una comunidad de científicos naturalistas y biólogos acá en Colombia para apoyar sus causas.
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Donado propuso hacer ese libro porque lo que yo hago allí es un pequeño capítulo mostrándolo como el decano y doblemente padre fundador del periodismo ambiental en el país. También fue fundador de instituciones tan importantes como el Jardín Botánico de Bogotá, el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional, la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.
Hay un gran legado para los periodistas y ciudadanos a los que nos interesan los temas ambientales en el país en esas columnas de opinión que escribió el padre, donde denunciaba problemas ambientales que siguen siendo los mismos hoy en día. A mí me preguntó Daniel Samper: ‘¿Tú qué crees que haría el padre Pérez si reviviera y encontrara el estado lamentable en el que están los recursos naturales en Colombia?’. Y yo le dije: ‘Yo creo que se devolvería para Alemania’.
¿El título del libro, Una historia todavía verde, muestra que aún nos falta en periodismo ambiental?
Desde el título yo quise mostrar que iba a narrar esta historia desde la orilla del periodismo, no desde la orilla del ambientalismo. Porque no soy historiadora ni soy ecologista. Entonces parto de esa claridad, con humildad y modestia, para narrar una historia todavía verde porque es una historia inmadura, una historia que corresponde al surgimiento del periodismo ambiental en Colombia, que fue con el padre Pérez, pero que también es una fuente informativa importante, como una modalidad del periodismo que surge en 1970, que es cuando el tema se instala en la agenda y empieza a sonar no solo en la prensa, sino también en la radio y la televisión, que fue igual de importante.
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Es una historia todavía verde porque es de reciente data, desde los años setenta, porque el padre era, digamos, una voz en el desierto porque mientras él escribía era muy escaso el artículo o reportaje que realmente salía en los medios sobre el medioambiente.
Luego del padre Pérez Arbeláez, hay dos personas que nombra usted como sus sucesores por su relevancia en hacer periodismo ambiental. Esos son Daniel Samper Pizano y Alberto Donadio, ¿por qué fue tan importante lo que ellos dos hicieron desde la Unidad Investigativa de EL TIEMPO?
Ellos son los sucesores directos del padre Pérez. Los dos son abogados, y Donadio se convirtió desde el derecho en un ambientalista y empezó a trabajar con una red de científicos que son los que se nombran en la parte del tributo a los científicos, y él me contó de viva voz cuando estaba empezando el libro, con él fue con el primero que hablé, y me contó cómo era amigo de todos estos ambientalistas. Es muy curioso que un abogado como él se la pasara metido en el Instituto de Ciencias Naturales hablando con Jesús Idrobo, con Federico Medem, y también le tocó conocer al padre Pérez, él me dijo que siempre lo leía.
Entonces, Alberto por su propia cuenta creó una red de periodistas científicos que es algo que luego siguieron haciendo los jóvenes, tú lo ves en las entrevistas cómo todos dicen que ellos van armando su red porque esa alianza entre periodistas y científicos es muy eficaz para que la información sea precisa. Y él llegó a EL TIEMPO y se encontró con otro apasionado del ambientalismo que era Daniel Samper, ellos dos se pasaban leyendo revistas científicas. Y empiezan a trabajar juntos en estos temas.
De ellos, Samper Pizano y Donadio, hay un recuento en el libro de las que usted define como las 4 grandes historias ambientales que ha tenido el país hasta ahora… ¿Ha cambiado algo en Colombia desde que se publicaron esas historias?
En la agenda siguen los mismos temas. Incluso, yo creo que de lo que hablaba el padre Pérez en los años cuarenta, de deforestación, de contaminación de las aguas, saqueo de especies y cultivos extensivos que acaban con los bosques nativos y la explotación del recurso mineral… todos esos siguen siendo los mismos temas. Entonces siguen los mismos problemas.
(Vea el especial ambiental: Amazonia: Una selva que arde)
A finales del ochenta y nueve, la revista Semana hace una denuncia con un mapa de alerta con quince conflictos ambientales en el país, que cuento en el libro. Coger esos conflictos que identifica Semana en el ochenta y nueve yo creo que sería un ejercicio bien interesante.
Y se podría concluir que puede que hayan cambiado la geografía, pero los problemas son los mismos.
Al final del libro están entrevistados algunos de los periodistas contemporáneos más importantes en temas ambientales, y también nombrados muchos otros como Nicolás Hernández, autor del proyecto multimedia Colombia Subterránea; Ginna Morelo, que publicó numerosas historias ambientales… ¿cómo ve usted hoy el futuro del periodismo ambiental?
Hoy hay más cultura ambiental y lo ambiental es transversal a todas las fuentes: política, económica, científica. Lo ambiental atraviesa todas las áreas del periodismo. Es un tema insoslayable hoy en día y requiere que los medios se esfuercen por fortalecer esas áreas de periodismo ambiental. Darles la posibilidad a los periodistas de viajar e ir a los territorios. Eso lo vemos en los testimonios; como siempre, hay muchas dificultades para que los periodistas puedan recorrer las regiones, porque ahí es donde están los conflictos.
Muchas de las historias de periodismo ambiental salieron publicadas con la misma tinta que esta entrevista en EL TIEMPO. ¿Ha sido este diario un una tribuna ambiental?
EL TIEMPO está citado en todos los capítulos, porque el hecho de que le hayan dado la columna al padre Pérez con esa generosidad y esa frecuencia durante más de 30 años ya dice mucho de una postura editorial de defensa del medioambiente desde esos años cuarenta; luego, Álvaro Torres, también el aporte de la Unidad Investigativa a la denuncia y la vigilancia permanente en el periodismo ambiental. Todos ellos contribuyeron a que se creara la institución más importante para el ambientalismo, como es el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible.
(Vea el especial ambiental: Colombia Subterránea)
También Manuel Rodríguez Becerra que fue justamente el primer ministro de Ambiente y siempre ha sido una voz respetada y muy creíble en EL TIEMPO. También Germán Castro que se pasaba recorriendo el país con ese ánimo de denuncias, que fue un adalid de la causa, y también la esposa de él Gloria Moreno de Castro, que fue una gran reportera. Sin olvidarnos de Enrique Santos que con Samper Pizano escribían para EL TIEMPO pero también para Alternativa, movían los temas y mantenían la polémica.
Otro cronista que aborda el tema es Juan Hosé Hoyos, gran cronista antioqueño que era corresponsal de EL TIEMPO en Medellín y que hizo historias muy fuertes de minería en el noreste antioqueño y luego ya más en los noventas Ruby Marcela Pérez, una de las entrevistadas, igual que Olga Cecilia Guerrero, que es un caso muy bonito porque era corresponsal desde Boyacá en el el periódico regional Boyacá 7 Días, ella fue una defensora de los recursos y EL TIEMPO le dio muchas oportunidades para darle despliegue a esas investigaciones.
(Vea el especial ambiental: Especies: Una nueva expedición)
Luego Javier Silva que es del 2005 al 2015, que logró que lo dejaran después de muchas batallas para que lo dejaran cubrir únicamente esa fuente. Ahí hasta llegar a Tatiana Pardo y Nicolás Hernández con Colombia Subterránea.
Otra manera de ver la importancia es ver los premios de periodismo ambiental, como el premio Simón Bolívar van llegando cada vez más temas ambientales y la discusión es más rica alrededor de estos temas. Cada vez se premian más trabajos de periodismo ambiental. Y son las posibilidades que tienen los periodistas que manejan esta fuente tan compleja y tan exigente de ver retribuido su trabajo, y que bueno que haya también más libros de periodismo ambiental para que la ciudadanía sienta que tiene que estar enterada de lo que está pasando con el medioambiente.
EDWIN CAICEDO | REDACTOR MEDIOAMBIENTE
@CaicedoUcros | @ElTiempoVerde
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