Destrucción de la naturaleza amenaza la estabilidad económica, dice informe – Medio Ambiente
Los efectos del cambio climático se tienen cada vez más en cuenta en las evaluaciones de riesgo económico, pero mucho menos en el caso de amenazas similares derivadas de la destrucción de la naturaleza, según el informe elaborado conjuntamente por un equipo de por investigadores y la Network of Central Banks and Supervisors for Greening the Financial System.
“La biodiversidad es la base de la vida en nuestro planeta”, dijo Ravi Menon, presidente de la NGFS. “Pero estamos erosionandola a un ritmo que daña los ecosistemas que nos proporcionan alimentos, agua y aire limpio. Esto supondría riesgos importantes para la estabilidad económica, financiera y social”.
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El informe coincide con la reunión de delegaciones de casi 200 países en Ginebra para negociar un acuerdo que permita proteger mejor la biodiversidad antes de finales de año. El texto destaca el impacto que el sistema financiero puede tener en la naturaleza, a través de los préstamos que se ofrecen, inversiones y seguros, y señala que los sistemas económicos y financieros dependen de tener ecosistemas sanos y funcionales. Es el caso de los rendimientos agrícolas, amenazados por la reducción de las poblaciones de polinizadores, víctimas de los pesticidas o de la reducción del hábitat.
El Banco Interamericano de Desarrollo calcula que aplicar políticas para evitar que la Amazonia alcance el punto de inflexión que la convertiría en una sabana –es decir frenar la deforestación, invertir en agricultura sostenible y mejorar la gestión de los incendios– podrían generar 340.000 millones de dólares de riqueza adicional. De hecho, la Amazonia es una de las regiones que más padece a causa de la pérdida de biodiversidad y especies debido a la deforestación.
En Colombia, por ejemplo, según datos de la Contraloría se deforestan diariamente 500 hectáreas de bosques, lo que representa un daño irreversible para el medioambiente.
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Por ejemplo, de esa región depende la lluvia que cae en gran parte del país, pues la transpiración de los árboles y el vapor de agua generado son 1,5 veces la cantidad del río Amazonas, detalló a EL TIEMPO Edwin Agudelo, coordinador de la línea de investigación en ecosistemas acuáticos del Instituto Amazónico de Investigación Científica (Sinchi).
La mayoría de esa agua cae luego sobre ciudades como Bogotá y regiones agrícolas como el altiplano cundiboyacense. De hecho, cuando el Ideam reporta eventos especiales, que ocasionan días lluviosos en la capital, la explicación suele ser la entrada de frentes fríos desde la Amazonia que llegan a Bogotá por los vientos de la Orinoquia.
AFP
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