Hubble encuentra un planeta similar a Júpiter, formado de una manera poco habitual
El telescopio espacial Hubble de la NASA captó fotográficamente la formación de un protoplaneta similar a Júpiter mediante un proceso que los investigadores describen como un “intenso y violento”. Este descubrimiento respalda una teoría debatida durante mucho tiempo sobre cómo se forman los planetas como Júpiter, que se llama “inestabilidad del disco”.
El nuevo mundo en construcción está incrustado en un disco protoplanetario de polvo y gas con una estructura espiral distintiva que gira alrededor de una estrella joven que se estima que tiene alrededor de 2 millones de años. Esa era aproximadamente la edad de nuestro sistema solar cuando la formación de planetas estaba en marcha (la edad del sistema solar es actualmente de 4 mil 600 millones de años).
“La naturaleza es inteligente; puede producir planetas en una variedad de formas diferentes”, dijo Thayne Currie del Telescopio Subaru y Eureka Scientific, líder de la investigación, que se publicó en la edición del 4 de abril de Nature Astronomy.
Todos los planetas están hechos de material que se originó en un disco circunestelar. La teoría dominante para la formación de planetas jovianos se llama “acreción del núcleo”, con un enfoque de abajo hacia arriba en el que los planetas incrustados en el disco crecen a partir de objetos pequeños, con tamaños que van desde granos de polvo hasta cantos rodados, que chocan y se unen mientras orbitan una estrella. Este núcleo luego acumula lentamente gas del disco.
Por el contrario, el enfoque de “inestabilidad del disco” es un modelo inverso, es decir de arriba hacia abajo, en el que a medida que se enfría un disco masivo alrededor de una estrella, la gravedad hace que el disco se rompa rápidamente en uno o más fragmentos de masa planetaria.
El planeta recién formado, llamado AB Aurigae b, es probablemente unas nueve veces más masivo que Júpiter y su estrella anfitriona orbita a una distancia de 8 mil 600 millones de millas, más de dos veces más lejos que Plutón de nuestro Sol.
A esa distancia, llevaría mucho tiempo, si es que llega a ocurrir, que se formara un planeta del tamaño de Júpiter por “acreción del núcleo”. Esto lleva a los investigadores a concluir que “la inestabilidad del disco” ha permitido que este planeta se forme a una distancia tan grande. Y está en un marcado contraste con las expectativas de formación de planetas por el modelo de acreción de núcleo ampliamente aceptado.
El nuevo análisis combina datos de dos instrumentos del Hubble: el espectrógrafo de imágenes del telescopio espacial y la cámara de infrarrojo cercano y el espectrógrafo de objetos múltiples. Estos datos se compararon con los de un instrumento de imágenes de planetas de última generación llamado SCExAO en el Telescopio Subaru de Japón de 8,2 metros ubicado en la cumbre de Mauna Kea, Hawái. La gran cantidad de datos de los telescopios espaciales y terrestres resultó fundamental, porque es muy difícil distinguir entre los planetas jóvenes y las características complejas del disco que no están relacionadas con los planetas.
“Interpretar este sistema es extremadamente desafiante. Esta es una de las razones por las que necesitábamos Hubble para este proyecto: una imagen limpia para separar mejor la luz del disco y cualquier planeta”, aseguró Thayne Currie, investigador principal del estudio.
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“La propia naturaleza también nos ayudó: el vasto disco de polvo y gas que gira alrededor de la estrella AB Aurigae está inclinado casi de frente a nuestra vista desde la Tierra”, dijo.
Currie enfatizó que la longevidad del Hubble desempeñó un papel particular en ayudar a los investigadores a medir la órbita del protoplaneta. Originalmente era muy escéptico de que AB Aurigae b fuera un planeta. Los datos de archivo del Hubble, combinados con imágenes de Subaru, demostraron ser un punto de inflexión para que cambiara de opinión.
“No pudimos detectar este movimiento en el orden de uno o dos años”, dijo Currie. “Hubble proporcionó una línea de base de tiempo, combinada con datos de Subaru, de 13 años, que fue suficiente para poder detectar el movimiento orbital”.
“Este resultado aprovecha las observaciones terrestres y espaciales y podemos retroceder en el tiempo con las observaciones de archivo del Hubble”, agregó Olivier Guyon, de la Universidad de Arizona, Tucson, y el Telescopio Subaru, Hawái. “AB Aurigae b ahora se ha analizado en múltiples longitudes de onda y ha surgido una imagen consistente, una que es muy sólida”.
“Este nuevo descubrimiento es una fuerte evidencia de que algunos planetas gigantes gaseosos pueden formarse por el mecanismo de inestabilidad del disco”, enfatizó Alan Boss, de la Carnegie Institution of Science en Washington, DC. “Al final, la gravedad es todo lo que cuenta, ya que los restos del proceso de formación de estrellas terminarán siendo atraídos por la gravedad para formar planetas, de una forma u otra”.
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Comprender los primeros días de la formación de planetas similares a Júpiter proporciona a los astrónomos más contexto sobre la historia de nuestro propio sistema solar. Este descubrimiento allana el camino para futuros estudios de la composición química de discos protoplanetarios como AB Aurigae, incluso con el Telescopio Espacial James Webb de la NASA.
El Telescopio Espacial Hubble es un proyecto de cooperación internacional entre la NASA y la ESA (Agencia Espacial Europea).
(Con información de la NASA)