La amenaza de la minería submarina para la pesca tiene fecha: se tramita para 2023 – Faro de Vigo
La minería submarina es una industria sin desarrollar, con las empresas del sector todavía testando sus posibilidades en este campo y con grandes detractores que van más allá de las organizaciones conservacionistas. La flota pesquera, por ejemplo, es uno de los agentes que trabajan en el mar y que denuncia que, como sucede con la extracción de petróleo o gas, se ve amenazada por una actividad que apunta a provocar grandes cambios en el lecho marino y, por lo tanto, en sus especies objetivo. Sin embargo, esta industria está a punto de tener una fecha para poder comenzar a operar: 2023. La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA, por sus siglas en inglés) está en plenas tramitaciones para establecer una hoja de ruta que regule y permita la minería submarina. Los 167 miembros de este organismo afiliado a la ONU, entre los que figura la Unión Europea, trabajan en la elaboración de las normas mientras el sector pesquero insiste en una moratoria, respaldada por gigantes tecnológicos como Google o Samsung o de la automoción como Volvo y BMW.
La ISA tiene su sede en Jamaica y desde allí se están tomando las decisiones claves para el futuro de la minería submarina. Aunque el origen de esta tramitación viene desde aún más lejos. La pequeña isla de Nauru, una república de la Micronesia (en el océano Pacífico) comunicó el año pasado a la ISA su intención de empezar a explotar los fondos marinos bajo su dominio para la búsqueda de minerales tras llegar a un acuerdo con la empresa canadiense The Metals Company (TMC), que quiere extraer compuestos clave para la fabricación de baterías. De hecho, su proyecto sobre el níquel está considerado como el de mayor tamaño del mundo sin desarrollar.
La petición del Gobierno de Nauru activó una cláusula de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar por la que la ISA debe elaborar y finalizar la normativa para regular la minería submarina en un plazo de dos años a partir de dicho anuncio, por lo que 2023 se presenta como el primero en el que se permitirá la minería submarina, al menos en aguas internacionales.
Para lograr ese objetivo, este organismo celebró una reunión de su consejo que duró diez días hasta el pasado 1 de abril y ha proyectado ya otras para lo que resta de año. Reuniones a las que asisten los 36 miembros del consejo y 15 observadores externos. Entre los que vigilan las negociaciones está Greenpeace que, sin embargo, ya ha denunciado el oscurantismo con el que se está trabajando para regular la actividad. “No hay tiempo suficiente para hacerlo bien, y no hay ciencia para hacerlo bien”, denunció Arlo Hemphill, miembro de Greenpeace USA, según recoge The Guardian.
Fosfato en Namibia
Mientras en Jamaica se debate el futuro de la minería submarina, al otro lado del Atlántico, en Namibia, un proyecto minero que amenaza el caladero de la flota pesquera gallega en el país sigue adelante. Tras reiniciar el proceso para conseguir todas las licencias necesarias para empezar la extracción de arena fosfática mar adentro, la minera Namibian Marine Phosphate (NMP) ha anunciado el inicio del proceso para solicitar un nuevo Certificado de Autorización Ambiental.
El proyecto, denominado Sandpiper, perdió el año pasado en los tribunales la licencia ambiental que le fue concedida, pero no el permiso de exploración que le otorgó el Gobierno en 2011, por lo que decidió reiniciar el proceso. NMP tiene permiso para explotar el subsuelo durante 20 años.