Astrónomos capturan imagen del agujero negro supermasivo en centro de la Vía Láctea
Un equipo internacional de astrónomos anunció ayer jueves que logró capturar la imagen del agujero negro supermasivo ubicado en el centro de la Via Láctea.
La colaboración, un proyecto conocido como EHT (Event Horizon Telescope) presentó, en conferencias de prensa simultáneas en varios países, la “silueta” del agujero negro bautizado Saggitarius A* sobre un disco luminoso de materia.
Esa imagen es similar a la del gigantesco agujero negro de la lejana galaxia M87, mucho mayor que la Via Láctea y que el EHT difundió en 2019.
Los científicos creen que esto prueba que los mismos principios de física operan en el corazón de dos sistemas muy diferente.
Técnicamente un agujero negro no puede ser examinado directamente, ya que el objeto es tan denso, y su fuerza de gravedad tan poderosa, que incluso la luz no puede escapar a su fuerza de atracción.
Pero sí se puede detectar la materia que circula a su alrededor, antes de ser devorada.
Los agujeros negros son denominados estelares cuando tienen la masa equivalente al triple del Sol, y son catalogados supermasivos cuando su masa equivale a miles, o incluso miles de millones de soles.
Sagittarius A* (Sgr A*) fue bautizado así tras ser detectado en la dirección de la constelación de Sagitario. Tiene una masa de unos cuatro millones de soles y se halla a unos 27.000 años luz de la Tierra.
Su existencia se sospechaba desde 1974, al ser detectada una fuente de radio inhabitual en el centro de la galaxia.
En los años 1990 varios astrofísicos confirmaron la presencia de un objeto compacto supermasivo en ese lugar, lo que les supuso un Premio Nobel de Física en 2020.
La imagen que revelada ayer jueves representa la primera prueba visual de ese objeto.
El EHT es una red internacional de ocho observatorios, entre ellos uno situado en Sierra Nevada (España) y otro en el desierto de Atacama (Chile). Esta red de supertelescopios también abarca a México, y Hawai y Arizona en Estados Unidos.
Es un reto, porque tiene que hacer buen tiempo en el mismo momento en todos los lugares de la red y, para lograr esta sincronización al microsegundo, cada sitio está dotado de un reloj atómico.
“Cuando hacemos esto a escala mundial, nos encontramos con una antena inmensa que tiene un diámetro de casi 10.000 km”, precisa Frédéric Geth, científico francés del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) y director del Instituto de Radioastronomía Milimétrica (IRAM)
En 2019 el equipo logró la imagen, histórica, del agujero negro supermasivo de M87, equivalente a seis mil millones de masas solares y ubicado a 55 millones de años luz.
El Sgr A* está a 27.000 años luz, pero es mucho más pequeño y, observado desde la Tierra está oculto detrás de gigantescas nubes de gas y polvo interestelar.
Tras los pasos de Einstein
El Sgr A* representa por lo tanto un “peso pluma” en comparación. “Tenemos dos tipos de galaxias completamente diferentes y dos masas de agujeros negros muy diferentes, pero al examinar sus bordes, esos agujeros se parecen enormemente” explicó Sera Markoff, copresidenta del consejo científico del EHT.
“Eso prueba que la Teoría de la Relatividad General se aplica” en ambos casos, añadió Sara Markoff.
La imagen presentada es fruto de varias horas de observación realizadas esencialmente en 2017, y luego de cinco años de cálculos y de simulaciones llevados a cabo por más de 300 investigadores de 80 institutos.
La imagen es mucho más difícil de obtener que la de M87* porque el agujero negro en el centro de la Vía Láctea es mucho más pequeño y porque hay nubes de polvo y gases que se extienden sobre miles de años luz y lo ocultan.
El gas que lo rodea solamente necesita doce minutos para dar la vuelta a este objeto galáctico, a casi la velocidad de la luz, mientras que en el caso del M87* necesita dos semanas.
Eso significa que la luminosidad y la configuración del gas cambiaban muy rápidamente durante la observación. “Es como si quisieras tomar una foto nítida de un perro que quiere atrapar su cola”, comentó Chi-Kwan Chan, un científico del EHT.
Las dos imágenes que ahora poseen los científicos, y su comparación, permitirán el estudio detallado del comportamiento de la materia en condiciones extremas, con plasma a “miles de millones de grados, poderosas corrientes magnéticas y materia que circula a una velocidad cercana a la luz” explicó el profesor Heino Falcke, exresponsable del consejo científico del EHT que produjo la imagen del M87*.
Esas condiciones tan duras permitirán explorar fenómenos como las deformaciones del espacio-tiempo cerca de un objeto supermasivo, predecidas en la teoría general de la relatividad que Albert Einstein en 1915. (Con información de AFP y EFE)