Ikea pone en venta las fábricas rusas y planea recortes de empleo
Ikea anunció este miércoles que venderá fábricas, cerrará oficinas y reducirá su plantilla de 15.000 trabajadores en Rusia, la última medida de la mayor marca de muebles del mundo para reducir sus operaciones en ese país tras la invasión de Ucrania por parte de Moscú.
La medida se produce después de que Ikea cerrara temporalmente sus tiendas y dejara de abastecerse en Rusia, sumándose a un éxodo masivo de empresas que se apresuraron a cumplir con las sanciones occidentales y en medio de las amenazas de que el Kremlin confiscara los activos extranjeros.
La empresa sueca ha seguido pagando a sus empleados y lo hará hasta finales de agosto. En tanto, este miércoles dijo que no veía ninguna posibilidad de reanudar las ventas en el país, donde abrió su primera tienda en 2000, en un futuro previsible.
En consecuencia, el propietario de la marca, Inter IKEA, que también se encarga del suministro, dijo que ahora empezaría a buscar compradores para sus cuatro fábricas, cerraría permanentemente dos oficinas de compras y logística en Moscú y Minsk y recortaría personal.
La empresa tiene 15.000 empleados en el país, de los cuales 12.500 trabajan en el Grupo Ingka, propietario de todas las tiendas Ikea en Rusia.
“Por desgracia, las circunstancias no han mejorado, y la devastadora guerra continúa. Los negocios y las cadenas de suministro de todo el mundo se han visto fuertemente afectados y no vemos que sea posible reanudar las operaciones a corto plazo”, dijo el Grupo Ingka en un comunicado.
Aun así, Ingka, también uno de los mayores propietarios de centros comerciales del mundo, mantiene abiertos sus 14 centros comerciales en Rusia, con la marca “MEGA”.
La empresa dijo que quiere garantizar que la gente tenga acceso a lo básico que necesita, como ropa, comestibles y farmacias, pero que está evaluando continuamente la situación.
También se negó a comentar sus planes para las 17 tiendas cerradas, diciendo en un correo electrónico que estaba “explorando varias opciones”.
Los pasos dados hasta ahora difieren de los de otras grandes empresas occidentales, como McDonald’s y el fabricante francés de automóviles Renault, que han vendido sus activos a compradores locales y han abandonado el país por completo.