Convencional Squella a El País de España: texto de nueva Constitución es «nada refundacional, sólo transformador»
Como un texto “transformador” y “nada refundacional” calificó el convencional de Independiente No Neutrales, Agustín Squella, la propuesta que se apresta a presentar al país la Convención Constituyente, una que más parece construir “un mejor Chile” y no “otro Chile” en virtud de una serie de principios que apuntan a fortalecer la democracia representativa, el acceso a derechos sociales, la descentralización territorial y la protección de la naturaleza, entre otros.
En entrevista publicada en el diario El País de España, Squella desmintió que la propuesta constitucional sea “refundacional”, sino que más bien tiende a transformar una serie de estructuras que impiden mayores de equidad social. “Para nada refundacional, solo transformador. Y por fortuna. No iba a ser un texto tipo maquillaje ni tampoco una reforma: solo podía ser transformador o revolucionario, y fue claramente lo primero”, aseveró el académico. “En lo que a mí respecta, no quiero otro Chile, sino un mejor Chile. Los aires refundacionales que inflaman los espíritus de algunos pueden estar tan inflamados que corren el riesgo de incendiar la pradera”.
En cuanto a las fortalezas del texto, Squella destacó el “estado democrático, con democracia representativa y reforzada con modalidades de democracia directa que en el país no hemos conocido nunca; Estado social de derecho; derechos sociales, puesto que como dice Elías Díaz, ‘un Estado de derecho sin derechos sociales es un Estado de derechas’; protección de una naturaleza de la que formamos parte; descentralización del país. Eso a nivel de las disposiciones de la propuesta constitucional, o sea, del deber ser, y ya veremos qué pasa en la realidad”.
No obstante lo anterior, el convencional criticó algunos aspectos del texto, y ello a pesar “del buen trabajo hecho por la Comisión de Armonización”, recalcó.
“El texto sigue estando sobrescrito. Demasiadas disposiciones, demasiados incisos en cada disposición, demasiadas palabras en cada inciso. Esa grafomanía constitucional pudo provenir de la desconfianza que la mayoría de la convención mostró abiertamente con los actuales y futuros legisladores, a los que llamó muchas veces, despectivamente, ‘poderes constituidos’. Algo así como unos poderes impuros rayanos en la ilegitimidad y que contrastaban con la pureza de los constituyentes y la impecable representatividad que nos atribuimos”, añadió.
Respecto de las críticas a que el proceso constituyente falló en crear “la casa de todos”, Squella expresó sus dudas en cuanto a si el desarrollo y resultado pudiese haber sido de manera distinta. “Creo que nos tomamos demasiado literalmente que la nueva Constitución iba a ser la casa de todos. La única casa de todos en prácticamente la totalidad de los países parece ser la selección nacional de fútbol. La nueva Constitución, en caso de aprobarse, será la casa de todos, lo cual no significará que sea del gusto o aprobación pareja de todos”.
“Los integrantes de una familia numerosa que habitan una casa común no por eso la valoran en la misma forma. Una sociedad democrática y abierta es un avispero de diferentes y encontradas creencias, ideas, visiones del pasado, planteamientos sobre el futuro, modos de pensar, maneras de vivir, intereses. ¿Cómo es posible dar en el gusto a todos con un texto constitucional?”, se preguntó el académico.
Asimismo, Squella cuestionó a quienes sostienen que la actual Constitución no lleva la impronta de la dictadura, periodo en que fue promulgada, en virtud de todas las reformas realizadas en democracia. “Hubo cambios constitucionales muy importantes, pero también extremadamente lentos y siempre sujetos al veto de un tercio de los votos de los defensores de la Constitución de Pinochet en nuestro Congreso Nacional. Las principales reformas, de 1989 y 2005, fueron eso, reformas importantes y, en cuanto a las segundas, largamente postergadas. No se trató de nuevas Constituciones. Está bien que se diga que es posible hacer cosas con palabras, pero sin exagerar”.
“Aprobaré”, reiteró Agustín Squella en entrevista con El País. “¿Podría hacer otra cosa si voté favorablemente la mayoría de las normas de la propuesta constitucional? Además, doy por hecho que en los defectos podrá intervenir el actual o futuro Poder Legislativo, así como la completa ciudadanía, para hacer más adelante los ajustes del caso”, agregó.