La Libertad: personas armadas impiden labor de fiscalizadores de minería | Sociedad | La República
Hace unos días en La Libertad, pobladores de Huarachal denunciaron la contaminación del río Chicama, lo que obligó a que trabajadores de la Gerencia Regional de Energía, Minas e Hidrocarburos realizarán una inspección a la zona por donde recorre este afluente; sin embargo, fueron intervenidos por personas con armas —al parecer, contratados por mineros ilegales— que les impidieron continuar con su labor, por lo que el operativo se truncó por falta de garantías.
El gerente regional del sector, Raúl Araya Neyra, al ver en videos que el agua del río Chicama estaba turbia, coordinó con el comisario de Callancas, del distrito de Charat (Otuzco), que le envió grabaciones de los ríos Huaranchalino y Chicama. De este modo, pudo observar que las aguas bajaban turbias, supuestamente producto de la extracción de carbón mineral, ordenando así una intervención por parte de su oficina.
La intervención de la Gerencia de Energía y Minas, se hizo llegando al desvío de Compín para seguir hasta la altura de río Grande, donde en una tranquera aparecieron delante de la camioneta que transportaba a los inspectores, tres jóvenes armados con escopeta, radio y chalecos antibalas, y dos personas adultas con pistolas que se ubicaron detrás del vehículo. Los jóvenes indagaron el motivo de la presencia, les revisaron la camioneta y retuvieron a la comitiva por una hora aproximadamente.
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Después, les permitieron continuar el recorrido. La comitiva pudo dialogar con lugareños, quienes indicaban que las aguas negras provenían de Barro Negro, zona que es muy peligrosa por la siembra de coca y la existencia de personal armado; aun así, la comitiva siguió hacia su destino.
Tras media hora, los integrantes de la inspección otra vez fueron interceptados por personal armado; y ante el impedimento de continuar por haber sido amenazados por segunda vez, decidieron retornar con el fin de reprogramar una nueva supervisión acompañada de la PNP y Ministerio Público.
Cientos de vehículos que transportan el carbón de piedra contaminan las diversas comunidades poo donde transitan. Foto: Causa Justa