Inflación en alimentos: así se vive el aumento de 14%, que afecta más a hogares pobres
Sebastiana prepara comida para siete personas y este año, dice, ha sido especialmente difícil, pues los precios de los alimentos “están por los cielos, todo carísimo”.
Día con día ella confirma lo que muestran los datos oficiales: que la inflación alcanzó 8.16%, su cifra más alta desde 2001, aunque en alimentos se ubica en 14.35% según datos del Inegi, a pesar de los recientes esfuerzos del gobierno.
Por ello, Sebastiana busca no desperdiciar nada de lo que entra a su refrigerador. El kilo de tortilla está en 22 pesos, así que revisa que nadie deje su bolsa abierta y evitar que se hagan duras, aunque si esto llega a pasar, dice, las prepara en chilaquiles.
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Y aún si no le funcionan para este plato, no van a la basura, las lleva con una vecina para dárselas a las vacas. “En estos tiempos debemos aprovechar todo, porque cada vez está más difícil”, comenta.
El aumento de los precios de los alimentos, señala el Instituto Mexicano para la Competitividad, impacta principalmente a los hogares con menos recursos, que destinan el 50% de su gasto a este rubro, mientras que el decil más rico le destina el 28%.
Por eso, aunque la inflación general de junio de 2021 a junio de 2022 fue de 7.99%, en los hogares más pobres, con ingresos mensuales de alrededor de 3 mil pesos, alcanzó el 9.78%, según la organización.
Ahora Sebastiana, en lugar de pedir jamón en la cremería, pide retazo y lo corta para que le rinda al menos para dos días en el desayuno. El aceite lo reutiliza, aunque dice que no le gusta. “El bote de 800 mililitros ya cuesta 38, lo que antes valía un litro y decíamos que estaba caro”, explica.
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Muchas de sus comidas solían llevar papa y pollo, pero “ya no los puedo comprar… lo que es el pollo, la milanesa de pollo, carne roja, huevo y papa esta muy caro”. Por ello, ha optado por comprar carne de cerdo, porque es un poco más barata. Y también optó por comidas con más frijol ya que es un producto que bajó su precio en comparación con el arroz.
Al consultar los productos que menciona Sebastiana en la lista de precios promedio del Inegi, el incremento es claro: si en julio de 2021 gastaba 575 por comprar los diez (en sus presentaciones por kilo y litro), hoy la misma lista está en 673.5, casi 100 pesos más.
“Yo antes gastaba como 100 o 120 pesos diarios para hacer la comida y me ajustaba, ahora no baja de 200 pesos, ya no le hallo cómo hacerle para que me rinda”, dice Sebastiana.
Incluso señala que hasta el papel higiénico y las servilletas están caras. “Tengo que andar cuidando las servilletas, que no las malgasten, así que el paquete más económico ya está en 22 pesos, cuando antes salía en 15 o 17 pesos”.
Pendientes, medidas del gobierno
El aumento en la inflación es un fenómeno que experimenta el mundo y se debe principalmente al aumento de precios de los energéticos y los alimentos por la pandemia de COVID-19, y recientemente se agravó con la invasión rusa a Ucrania.
Si bien México mantiene la inflación total por debajo del promedio de las naciones que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), en el caso de la inflación en alimentos se encuentra por encima de la media, como puede verse en el siguiente gráfico.
Apenas en mayo, el gobierno federal anunció medidas contra la inflación, entre las que incluyó mantener estables los precios de los energéticos, eliminar aranceles para algunos artículos y llegar a acuerdos con productores, distribuidores y comerciantes.
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Sin embargo, a dos meses de la implementación del denominado Paquete Contra la Inflación y la Carestía (PACIC), aún no se percibe un cambio en la inflación de alimentos y bebidas no alcohólicas: en la primera quincena de mayo fue de 12.33% y en la primera de julio alcanzó 14.35%, de acuerdo con datos del Inegi.
La Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes advierte que la sequía en México también ha impactado en los precios de los productos agrícolas y considera improbable que la inflación se controle en los próximos meses.
“Este verano se presentan los efectos de una sequía prolongada y extensa que ha generado olas de calor, devastando campos, secado presas y produciendo muertes a lo largo del planeta y México no es la excepción”, señala en un comunicado.
Lucia, dueña de una pequeña tienda de abarrotes en su casa en Guadalajara, señala: “Todo está subiendo muchísimo, ha subido muchísimo el huevo, el pan blanco, Bimbo, la Marinela, todo ese pan”.
Como tendera, explica que normalmente aumenta una vez al año los precios de los productos. Pero al menos en 2022 ya ocurrieron dos aumentos de precios a los productos. “En abril y ahora en julio, y apenas terminamos la mitad del año”, relata Lucía.
Entre los productos más visibles de un aumento en su costo están la leche y el refresco. “El galón de dos litros estaba a 32 y ahora está a 36.50, luego el huevo máximo estaba a 30 y algo, pero ahora está a 46”, dice.
Dice que en su tienda, la gente sigue comprando, pero no de la misma manera. “Si compran porque es una necesidad diaria, tienes que comer diario, aunque sea un poco menos, pero sí compran”.
Con los aumentos a los precios, reconoce que han bajado la venta de refrescos, papitas y cerveza. “Sobre todo está última porque ha estado escasa y su precio aumentó mucho”, agrega Lucía.
De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), el 38.8% de la población con ingreso laboral gana menos de lo que cuesta la canasta alimentaria al primer trimestre de 2022.
Qué medidas tomar ante la inflación
Ante el panorama de inflación, que según economistas consultados por el Wall Street Journal se puede extender por años, el asesor financiero Daniel Ochoa recomienda hacer listas de los productos necesarios antes de acudir a tiendas o mercados.
Hacer un inventario, comenta, te permite saber qué es lo que tienes en casa y lo que hace falta, y puede evitar que algunos productos caduquen, además de reducir los gastos hormiga, que impactan directamente en el presupuesto.
“Se deben establecer presupuestos. Los expertos hablan de no hacer tantas compras a la semana, sino establecer un día específico en donde puedan abastecerse y se establezcan ciertos presupuestos”, dice Ochoa.
“Es probable que las personas tengamos que buscar sustitutos o comprar ciertos artículos que se salen de ese presupuesto”, comenta.
“También comparar precios, cuando estamos hablando de un presupuesto apretado, 50 o 100 pesos sí hacen la diferencia. Sí vale la pena que, si cierta marca de supermercados es más económica, aunque tal vez tengas que caminar 10 minutos más, tal vez valga la pena”.
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