La policía de Daniel Ortega captura a Rolando Álvarez, el obispo más crítico con el régimen en Nicaragua
En torno a las 3.40 de este viernes, mientras Matagalpa (la séptima ciudad del país, en el centro) dormía, un convoy de fuerzas especiales de la policía de Daniel Ortega y Rosario Murillo se llevó a Rolando Álvarez, el obispo más crítico con el régimen en Nicaragua. Después de 15 días de cerco y acoso policial a la curia, donde el religioso se encontraba en cautiverio con ocho sacerdotes y colaboradores, se produjo la captura que supone uno de los golpes más duros del régimen sandinista en la persecución religiosa que mantiene contra el catolicismo, muy crítico con las violaciones a los derechos humanos.
“Urgente. En estos momentos la Policía Nacional ha ingresado a la Curia Episcopal de nuestra Diócesis de Matagalpa”, publicó la cuenta de Facebook de la diócesis en el momento del apresamiento del religioso. Según fuentes eclesiales y de esa ciudad, situada a 130 kilómetros al norte de la capital, Managua, el operativo fue “exprés” y monseñor Álvarez fue trasladado en una camioneta con destino desconocido, junto a los otros sacerdotes que le acompañaban. Hasta ahora, no se sabe si el obispo fue trasladado a una prisión o será exiliado forzosamente, como barajaban algunas fuentes católicas.
Según el abogado de Matagalpa, Yader Morazán, “se desplegaron entre 15 a 20 vehículos con policías y paramilitares, ordenaron a los guardas de seguridad de los bancos y negocios esconderse y no ver lo que sucedía”, a la vez que cerraron una tienda de conveniencia que funciona 24 horas.
“La ley establece que los allanamientos se deberán ejecutar entre las seis de la mañana y seis de la tarde, y solo en estos dos casos excepcionales se puede hacer a otra hora: con el consentimiento del dueño de la casa o en casos sumamente graves y urgentes, según el artículo 217 del Código Procesal Penal. Teniendo a monseñor Álvarez bajo su control durante más de 15 días, ¿dónde está la urgencia o gravedad?”, se preguntó el jurista, quien trabajó en el servicio judicial de ese departamento norteño.
El último tuit del obispo de Matagalpa fue publicado en su cuenta oficial sobre las 00:36. Decía: “Preocupémonos por llevar el traje de fiesta en el Reino de Dios”. Las acciones policiales contra el religioso se iniciaron el día 4, luego de que un grupo de policías impidiera la celebración de la misa matutina en la catedral San Pedro Apóstol de Matagalpa, ante lo cual el obispo salió a la calle orar con el Santísimo Sacramento en lo alto, y luego dio la espalda a los agentes para arrodillarse y clamar a Dios.
El día 5 la policía de Ortega y Murillo abrió un proceso de investigación contra Rolando Álvarez, supuestamente por “intentar organizar grupos violentos y ejecutar actos de odio en contra de la población”.
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Según la policía, el prelado como cabeza de las altas autoridades de la Iglesia católica y “prevaliéndose de su condición de líderes religiosos, utilizando medios de comunicación y redes sociales están intentando organizar grupos violentos, incitándolos a ejecutar actos de odio en contra de la población… con el propósito de desestabilizar al Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales”.
Desde ese día, el régimen de Ortega y Murillo intensificó el asedio policial en la residencia de Álvarez y las calles cercanas a la curia, las cuales se mantenían hasta el secuestro de esta madrugada tomadas por decenas de agentes de la Dirección de Operaciones Especiales (DOEP) fuertemente armados.
Para poder resistir el asedio de 15 días, monseñor Álvarez y sus acompañantes tuvieron que racionar el alimento que el obispo guarda en su alacena, ya que el régimen sandinista no permitía el ingreso de víveres ni medicamentos a la residencia del religioso. El sitio contra el obispo es dirigido por el comisionado Ramón Avellán, un leal a los Ortega-Murillo y encargado de operaciones violentas contra opositores desde 2018.
“Con el corazón indignado y dolido, condeno el secuestro nocturno de monseñor Álvarez. ¡Quienes lo sepan, digan dónde está mi hermano obispo! ¡Que sus secuestradores respeten su dignidad y lo liberen! De nuevo, la dictadura vuelve a superar su propia maldad y su espíritu diabólico”, expresó en su cuenta de Twitter el obispo Silvio Báez, el primer prelado exiliado forzosamente por el régimen.
Por su parte, el también sacerdote exiliado Edwin Román catalogó como indignante el apresamiento de Álvarez. “Basta ya de tanto silencio, hablen quienes tienen que hablar y dar la cara, a eso se le llama pecado de omisión”, dijo el cura, cuya crítica hace rima con los cuestionamientos a la Conferencia Episcopal de Nicaragua, que ha sido timorata en denunciar el acoso que sufre el catolicismo en este país centroamericano.
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