México SA – La Jornada
La inflación carcome el poder adquisitivo y el nivel de bienestar de la población, y dos factores la han estimulado decisivamente a nivel mundial: pandemia y guerra en Ucrania. El más reciente reporte (julio de 2022) sobre el crecimiento global de precios indica, por ejemplo, que en la zona euro el índice alcanzó récord, con 8.9 por ciento anualizado (el mayor desde la creación de esa moneda, en 1999), pero se observan casos aún más contundentes, como en España (10.8), Países Bajos (10.3) y Reino Unido (10.1).
De este lado del planeta, la inflación en el mes de referencia fue de 10.01 por ciento en Brasil; Estados Unidos, 8.5; México, 8.15, y Canadá 7.6. El extremo se registra en Argentina, con 64 por ciento, una de las más elevadas a escala global, aunque el mayor indicador se observa en Turquía (79.6). De cualquier forma, golpe a todos y su efecto se concentra en los precios de los energéticos (fundamentalmente por las sanciones búmeran impuestas a Rusia por Estados Unidos y Europa) y alimentos.
Ante tal panorama, el Banco Mundial advierte que “el alza sin precedente de los precios de los alimentos ha provocado una crisis global que llevará a la pobreza extrema, adicionalmente, a millones de personas, aumentando hambre y malnutrición, y amenazando con eliminar los avances en materia de desarrollo. La guerra en Ucrania, las interrupciones en la cadena de suministro y las continuas repercusiones económicas de la pandemia revierten años en el ámbito del desarrollo y empujan los precios de los alimentos a máximos históricos, que afectan más a la población de los países de ingresos bajo y mediano, que en ellos gasta un porcentaje mayor de sus ingresos”.
La inflación interna de los precios de los alimentos sigue siendo alta en todo el planeta, subraya el Banco Mundial, de tal suerte que “la información recopilada entre abril y julio de 2022 indica una elevada inflación en casi todos los países de ingresos bajo y mediano; 92.9 por ciento de los países de ingreso bajo, 92.7 por ciento de aquellos con ingreso mediano bajo y 89 por ciento de los de ingreso mediano alto han registrado niveles de inflación superiores a 5 por ciento, y muchos experimentan una inflación de dos dígitos. La proporción de países de ingreso alto con elevada inflación también ha aumentado considerablemente, y alrededor de 83.3 por ciento experimenta una alta inflación de los precios de los alimentos”.
Estados Unidos y los países europeos que acatan sus instrucciones han gastado, y lo siguen haciendo, miles y miles de millones de dólares en financiar a Ucrania y dotarla de armamento, pero nada han hecho para paliar los efectos negativos entre su población por el aumento de precios y la carencia de energéticos. Esas cantidades estratosféricas deberían canalizarlas al bienestar de sus respectivos pueblos, pero prefieren echar más gasolina a la hoguera.
El Banco Mundial informa que, hasta el pasado 11 de agosto, el índice de precios agrícolas resultó uno por ciento mayor al de dos semanas atrás. “Tanto los precios del maíz como los del trigo son 2 por ciento más altos en comparación con los de enero de 2022, en tanto que los precios del arroz son aproximadamente 6 por ciento más elevados. En comparación con el promedio de enero de 2021, los índices de los precios del maíz y el trigo son 20 por ciento más altos”.
Subraya el organismo que la guerra en Ucrania “ha alterado los patrones mundiales de comercio, producción y consumo de productos básicos de forma tal que los precios se mantendrán en niveles históricamente altos hasta finales de 2024, exacerbando la inseguridad alimentaria y la inflación”. Tras el estallido bélico, “las políticas relacionadas con el comercio impuestas por los países han aumentado y la crisis alimentaria mundial se ha agravado”.
Hasta junio de 2022, el número de personas que sufren inseguridad alimentaria aguda (aquellas cuyo acceso a alimentos a corto plazo se ha restringido tanto que sus vidas y medios de subsistencia están en riesgo) aumentó a 345 millones en 82 países, y “podría empeorar en 20 más entre junio y septiembre de 2022”.
Las rebanadas del pastel
El caso Ayotzinapa fue un crimen de Estado con “encubrimiento al más alto nivel”, y ya mordió el polvo el primero de los 33 implicados con responsabilidad penal en ese caso. Ayer, la FGR detuvo a José Murillo Karam (ex procurador general de la República e inventor de “la verdad histórica”), acusado de tortura, desaparición forzada y contra la administración de justicia. ¿Quién sigue?