De Sonora para el mundo y sanseacabó | Periodico El Vigia
Cuando a mí me gusta mucho un cuarteto para cuerdas (o una canción, un gol) me da por oírlo (o verlo) hasta que literalmente «lo sueño». Eso me pasó con el Cuarteto «Disonancia» (K. 465), del Wolfie y con el Cuarteto No. 15 de Ludwig Van, sobre todo con el tercer movimiento: Un tema lento, de carácter místico, parecido a un himno, que llega al final, a su versión celestial definitiva. Una pasada.
Y eso me volvió a pasar hace más o menos ocho años, cuando escuché «Homenaje a Gismonti» (para cuarteto de cuerdas) del sonorense Arturo Márquez (1950). Primero lo escuché con el Cuarteto Latinoamericano: http://bit.ly/1fWUXKC . Luego me lo chuté con la orquesta de cámara cubana «Camerata Romeu». http://bit.ly/dql9OZ .
Con la Camerata Romeu suena (más) exuberante. Con el Cuarteto Latinoamericano, (más) exquisito.
Todo es relativo: los de la Camerata Romeu son dieciséis, son especialistas en danzones y tocan de memoria. ¿Cómo no va a sonar más exuberante (profuso, pródigo, nutrido)? El Cuarteto Latinoamericano (como su nombre lo indica) está formado por dos violines, una viola y un violonchelo… y son especialistas en cuartetos. ¿Cómo no va a sonar más exquisito (delicado, elegante, refinado)?
De cualquier manera, el caso es que me impresionó machín: es una explosión tal de cuerdas, entre choro, danzón, tango, y fandango, que me dieron ganas de bailarlo, canturrearlo y acompañarlo aporreando el escritorio.
Yo a Arturo Márquez ya lo conocía. Oh yeah. Por lo mismo que usted. Por su Danzón No. 2, que es una maravilla. Pero el Homenaje a Gismonti es otra real maravilla. Y resulta que luego me entero de que hace unos días, «recibe el compositor Arturo Márquez la presea Gran Maestro, máxima distinción que otorga la SACM». Cosa que me dio mucho gusto.
Luego me entero de que, cuando recibió el premio, dijo: «Doy gracias a la vida, como dijo Violeta Parra, por haberme permitido ver la luz de mis obras, exponer mi experiencia, mi expresión artística y musical; por haberme enseñado a sufrir hasta las lágrimas, a la vez que tener sonrisas».
La presea ‘Gran Maestro’ es la mayor distinción otorgada por la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM).
Es genial que la SACM le haya otorgado esa presea a un cuate que, en 1966 llegó a las instalaciones de la SACM, para empezar a formarse como compositor, en talleres, con Héctor Quintanar, Joaquín Gutiérrez Heras, Federico Ibarra y Manuel Enríquez.
Súper buena onda el Mayestro Márquez: cuando agradeció el premio, le agradeció (nada más y nada menos que) a su piano, «el negro» como lo llama, porque «gracias a la emoción producida, empecé a componer Danzón no. 2 a finales de 1993».
Pero no solamente el Homenaje a Gismonti y el Danzón No. 2 son geniales. También es genial su «Alas (a Malala)», compuesta en 2013. Es un himno de los semilleros creativos de música del país, junto con «Fandango», compuesta durante la pandemia de covid-19. Por cierto, «Fandango» llegará a México con el próximo Festival Cervantino, bajo la dirección de (mi novio) Gustavo Dudamel.
Ahí está «Alas a Malala»: https://www.youtube.com/watch?v=xAKuvq6I_0k .
Ahí está «Fandango»:
https://www.youtube.com/watch?v=ELxIHg80h70 .
Enhorabuena Mayestro Arturo Márquez. De Sonora para el mundo. Y sanseacabó.