El jefe de la agencia nuclear de la ONU dijo que hay «impactos de bombardeos» en Zaporiyia
El jefe de la agencia nuclear de la ONU, el argentino Rafael Grossi, señaló que vio “impactos de bombardeos” durante la inspección a la central ucraniana de Zaporiyia, ocupada desde marzo por fuerzas rusas, y manifestó su preocupación por «la integridad física (de la planta), el suministro de electricidad y el personal».
De regreso a Viena, sede del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Grossi anunció que seis expertos de la misión permanecerán en la planta durante los próximos días y que dos de ellos seguirán allí hasta el final de la guerra.
«La diferencia entre estar ahí y no estar ahí es como el día y la noche», dijo al resaltar la relevancia de poder monitorear desde el lugar la seguridad de la central nuclear más grande de Europa y bajo bombardeos en las últimas semanas.
“Yo mismo vi impactos, agujeros y marcas en edificios por los bombardeos. La integridad física del edificio fue violada no una sola vez, sino en muchas ocasiones. Es inaceptable”, apuntó el diplomático.
Grossi también subrayó que uno de los principales «puntos de preocupación» son las condiciones laborales, ya que el personal ucraniano trabaja bajo control ruso. Sin embargo, «la planta sigue funcionando y hay un modus vivendi profesional», recalcó.
«Me preocupa la integridad física (de la planta), el suministro de electricidad y el personal», resumió, al ser consultado en conferencia de prensa sobre lo que más le preocupa en la planta nuclear.
A pesar de la presencia del OIEA, Ucrania anunció que bombardeó posiciones militares rusas en la ciudad de Energodar, cerca de la central de Zaporiyia.
«Nuestras tropas han realizado ataques precisos en las ciudades de Jerson y Energodar, destruyendo tres sistemas de artillería enemigos, así como un arsenal de municiones», informó el ejército ucraniano.
En las últimas semanas, el sector alrededor de la planta fue blanco de bombardeos que rusos y ucranianos se imputan mutuamente y que despertaron temores de un desastre nuclear.
De acuerdo a Grossi, el OIEA va a elaborar un primer informe de la situación la semana próxima y se espera que el martes participe por videoconferencia de una reunión de emergencia en el Consejo de Seguridad de la ONU.
La invasión iniciada el 24 de febrero último provocó además una guerra de sanciones y contrasanciones entre el Kremlin y la Unión Europea (UE), aliada de Kiev.
La falta de gas y sanciones
En ese marco, la empresa estatal rusa Gazprom anunció que el gasoducto Nord Stream, crucial para el aprovisionamiento de Europa, permanecerá «totalmente suspendido» por un problema de una turbina, lo que fue calificado como «excusa falaz» por parte de la UE.
El ducto, que lleva el fluido hasta Alemania, debía reabrir este fin de semana, después de tres días de suspensión de entregas por «trabajos de mantenimiento».
Pero la firma informó hoy que se detectaron «fugas de aceite» en una turbina y que el aprovisionamiento quedará «totalmente suspendido» hasta su reparación, sin precisar fecha de restablecimiento del servicio.
El grupo ruso publicó en la plataforma de mensajería Telegram una foto de cables recubiertos de un líquido oscuro, precisó la agencia de noticias AFP.
Poco antes, había indicado que la reapertura estaba «amenazada» por falta de piezas de repuesto para las instalaciones a causa de las sanciones impuestas por los países occidentales contra Rusia en respuesta a la ofensiva militar lanzada en Ucrania.
Horas más tarde, la Comisión Europea sostuvo que el corte indefinido pone de manifiesto la «poca fiabilidad» de Rusia como proveedor de combustibles fósiles a Europa, así como su «cinismo».
El portavoz del bloque, Eric Mamer, dijo en Twitter que son «excusas falaces» por parte de Rusia, «otra confirmación de su poca fiabilidad como suministrador» de gas para Europa.
«También es otra prueba del cinismo de Rusia, que prefiere quemar gas en lugar de cumplir contratos», añadió en declaraciones que reproduce la agencia de noticias Europa Press.
Desde el inicio de la guerra, Rusia redujo significativamente sus entregas de gas a los países europeos, que a su vez están buscando proveedores alternativos y almacenar gas antes de la llegada del invierno boreal.
En la misma línea de represalias contra el Kremlin, el G7 decidió que aplicará un tope a los precios del petróleo ruso y otros productos derivados, además de propiciar una «amplia coalición» de países que adopten esa medida.
«El límite de precios se fijará en un nivel basado en una serie de datos técnicos y será decidido por toda la coalición antes de su aplicación», escribieron los miembros del G7 en el documento, que agrega que los valores se comunicarían más adelante «públicamente de forma clara y transparente».
Poco antes de la declaración del G7, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, advirtió que la imposición de un tope a los precios del crudo ruso «conduciría a una desestabilización significativa de los mercados».
La decisión del G7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón) se concretó en una cumbre por videoconferencia de los ministros de Economía.
«Rusia se está beneficiando económicamente de las incertidumbres de la guerra en los mercados energéticos», dijo tras la reunión a los periodistas el ministro alemán, Christian Lindner.
Rusia «está obteniendo grandes beneficios de la exportación de materias primas, como el petróleo, y queremos oponernos decididamente a ello», añadió.
Se trata de que el Kremlin venda su crudo a un precio inferior al del mercado, pero superior al de la producción, de modo que tendría interés en seguir vendiéndolo, sin cortar los suministros.
El reto es conseguir que se sume a la medida el mayor número posible de países, ya que el límite de precios solo funcionará si participan los principales compradores y en particular China e India, subrayan los expertos.
Según los datos de la Agencia Internacional de la Energía, entre marzo y julio Rusia ingresó 95.000 millones de dólares (94.870 millones de euros) de sus exportaciones de petróleo y gas solo a la UE, casi el doble que en años anteriores.