¿Es beneficiosa la artesanía para el medio ambiente? – EFEverde
Por Noemí Romero Vera. Las grandes instalaciones para la fabricación de productos cerámicos suelen asociarse generalmente a un importante impacto ambiental pero la alfarería artesanal combina beneficios ecológicos y económicos, según han defendido ante Efe distintas voces del sector.
La directiva 96/61/CE del Consejo Europeo señala ese impacto de la industria de la artesanía que, de acuerdo con los datos de la firma KPMG, aportó más de 6 millones de euros a la economía española en 2019 -el equivalente al 0,54 % del PIB nacional-, aun con un retroceso de la actividad en torno al 5 % respecto a 2015.
Este retroceso está vinculado a factores como la inconstancia «en la elaboración de productos y su demanda, ligada a cambios en los gustos y usos», así como al «volumen inabarcable de trabajo» por el decreciente número de alfarerías y «la falta de relevo generacional».
Sin embargo, profesionales como Rafael Osuna, responsable de Cerámica Rambleña, hace hincapié en los beneficios ecológicos de la alfarería ya que “se puede fabricar miles de utensilios con barro y arcilla natural» y el producto final es «incomparable con cualquier cosa hecha con hierro o plástico, ya que «no explotamos la Naturaleza, más allá de quitar un poco de tierra del suelo”.
Experto en la fabricación de botijos, Osuna recuerda que este recipiente mantiene «una temperatura agradable del agua sin dañar la garganta» y permite su uso compartido en lugar de utilizar vasos.
Además, la alfarería «no genera desechos», afirma Cayetano Pérez, de Cerámica Hermanos Pérez, quien emplea barro blanco de Valencia o rojo de Salvatierra de los Barros (Badajoz) en su taller y «lo reciclamos una y mil veces hasta que está cocido».
Hace años, se empleaba horno de leña para la cocción pero «ahora usamos gas o electricidad, por lo que los residuos son casi inexistentes”.
En el caso de la cerámica, «se trata de un mundo diferente» según Osuna porque «la alfarería no esmalta y la cerámica sí», aunque ha reconocido que «también hay barros que se usan en cerámica y se modelan a mano en torno».
Así lo hace Ana Fernández, dueña del Centro Cerámica Talavera, quien explica que «ahora casi toda la arcilla viene empaquetada y utilizamos muy poca agua» y además trabaja «por inmersión en esmaltes líquidos, sin ningún componente tóxico», por lo que sus procesos de producción son «absolutamente sostenibles».
Falta de relevo generacional
Los alfareros consultados lamentan la disminución en el número de artesanos, lo que ya está causando problemas porque según Osuna «hay un traslado del consumo de productos de China a España” que ha ocasionado un “volumen de trabajo inabarcable por los alfareros” actuales.
«Tanto los talleres mecanizados con prensa como los artesanales están colapsados en cuanto a pedidos”, ha confirmado Cristóbal Arance, presidente de la jienense Asociación de Alfareros de Bailén, motivo por el cual “a veces se recurre a lo industrial, más rápido y eficiente en estos casos».
La tendencia a la artesanía industrial, temen los profesionales, «irá a más» a medida que se note la falta de relevo generacional.
Por ello cree que las administraciones deberían facilitar «subvenciones al aprendizaje» ya que “es un oficio que se aprende a lo largo de muchas horas» y no son pocos los aspirantes a profesional que «abandonan rápido al no ver resultados instantáneos”.
Fernández ha precisado que este oficio «cuesta esfuerzo y sacrificio, no tiene la rentabilidad de otros y exige vocación», aunque personalmente ha detectado la presencia de «gente nueva con ideas y ganas» cuyo reto será la continuidad.
«Si las cosas existen y se ven, se siguen vendiendo», añade Osuna, quien colabora con varios colegios «para acercar el botijo y la alfarería a los jóvenes» y generar conciencia de que este negocio «sí tiene futuro». EFEverde