El plástico afecta más a las especies que habitan en profundidades marinas
El impacto de los residuos plásticos en la biodiversidad se intensifica en organismos como los moluscos, los bosques de algas, las esponjas o los arrecifes de coral de los que dependen cientos de especies y en los que la contaminación suele pasar desapercibida porque se encuentran a gran profundidad.
Esta afirmación se recoge en el informe «Vertederos submarinos: el asedio del plástico a la biodiversidad» que ha elaborado la organización Oceana, dedicada a la conservación y defensa de los océanos.
El trabajo constata que los efectos nocivos del plástico «se multiplican en los hábitats biogénicos«, los formados por especies que sirven de hábitat a otras, de manera que el problema se extiende a la biodiversidad que depende de ellos.
Según datos de Oceana, cada año se vierten al océano hasta 15 millones de toneladas de plástico, el 80 por ciento de ellas desde fuentes terrestres, lo que altera gravemente la estabilidad de los ecosistemas y la salud de multitud de especies.
“La mayoría del plástico que llega al océano se acumula en el fondo del mar, donde se encuentran muchos de estos ecosistemas sensibles», ha señalado Ricardo Aguilar, director de Expediciones de Oceana en Europa.
El problema, asegura el informe, consiste en que estos ecosistemas profundos corren peligro de quedar sepultados por acumulación de basura, con el perjuicio que eso les causaría a ellos y a otras especies que dependen de ellos.
Entre las principales amenazas de los plásticos para los hábitats biogénicos, el informe destaca la exposición a enganches y enmallamientos, sobre todo en el caso de organismos que viven fijos al sustrato, como ostras o mejillones.
En lo que respecta a los arrecifes de coral, los residuos plásticos pueden provocar roturas y abrasiones de los tejidos que podrían dar lugar a infecciones, y si se trata de las esponjas corren el riesgo de ingerir estos residuos y filtrar tóxicos derivados de ellos.
Oceana considera en su informe que la mayoría de los hábitats biogénicos deberían gozar de un grado de protección mayor de acuerdo con los convenios internacionales y europeos en función de su fragilidad, su capacidad productiva o su riqueza biológica.
Recuerda además que los daños que sufren estos hábitats afectan a especies que dependen de ellos y ponen en peligro al conjunto del ecosistema.
Para la directora de la campaña de plásticos de Oceana en Europa, Natividad Sánchez, la UE reconoce que la conservación de estos hábitats es «prioritaria» al declararlos áreas marinas protegidas, pero «se olvida de legislar» para evitar que la basura llegue a ellos mediante «políticas públicas contundentes» basadas en la reducción y la reutilización.
Entre las acciones para combatir el impacto nocivo del plástico en el fondo del océano, la organización propone eliminar los desechables y apostar por alternativas reutilizables; «cartografiar» los hábitats marinos vulnerables a este tipo de residuos, en especial los más profundos, y desarrollar un protocolo de retirada de basura para esos ecosistemas.