Orphée, ópera de Philip Glass basada en el mito griego, se estrenó en Madrid
▲ La ópera de Glass se estrenó a escala mundial en 1993 en el Teatro de Repertorio Americano, de Cambridge, Massachusetts.Foto Pablo Lorente/Teatros de Canal
Armando G. Tejeda
Corresponsal
Periódico La Jornada
Domingo 25 de septiembre de 2022, p. 2
Madrid. El músico estadunidense Philip Glass se sumerge en uno de los mitos que más inspiraciones musicales ha provocado a lo largo de la historia, el de Orfeo, a través de su ópera Orphée, basada a su vez en una obra de Jean Cocteau, y en la que su música hipnótica traza la narrativa de una historia en la que se entremezclan los sueños, la sangre, el sexo, el amor, la muerte y el sacrificio.
Gracias a una coproducción del Teatro Real y de los Teatros del Canal, de la Comunidad de Madrid, se estrenó en España esta versión de Glass sobre el mito órfico, con el que además se inicia la temporada lírica en Madrid, que tendrá también de protagonista a Orfeo y su poética amorosa que mira de frente a Eros y Tánatos.
Glass, nacido en Baltimore, Estados Unidos, en 1937, es un autor musical tan prolífico como inclasificable, a pesar de que muchos lo sitúan sobre todo entre los principales impulsores del minimalismo. Pero su obra va mucho más allá, porque sus inquietudes han sido tan diversas como universales; precisamente, por ese afán de conocer de primera mano las tendencias estéticas que se producían en el mundo fue que se acercó a la obra de Jean Cocteau, a su surrealismo iconoclasta, que tiene entre una de sus principales obras su versión del mito de Orfeo, que realizó en 1950. Al menos una de las obras que forman parte de la trilogía de Cocteau sobre el mito griego, ya que para desentrañar todos los misterios y recovecos de su metáfora realizó primero Orphée, después La Belle et la Bête y, finalmente, Les Enfants Terribles.
Glass se inspiró más que nada en la primera, pero también estudió con vehemencia las otras dos y, por supuesto, la vida de Cocteau, que de alguna forma se despoja de sus dramas por medio de esas tres obras, en particular el trágico episodio del suicidio de su padre, cuando tenía nueve años, la prematura partida de su amante –el joven poeta Raymond Radiguet, a los 20 años– y el aborto de su hijo con la actriz y modelo Natalie Paley, causado por el consumo de opiáceos. Esos tres hechos trágicos están de alguna manera tanto en la obra de Cocteau sobre Orfeo como en la ópera que firmó Glass y que se estrenó en España en los Teatros del Canal en Madrid con notable éxito de crítica y público.
Obsesiones de un poeta
En el caso de Orphée, se trata de una parábola de la vida de un poeta obsesionado consigo mismo y con la inmortalidad. En compañía de Heurtebise y una misteriosa princesa, los personajes transitan entre el mundo de los vivos y los muertos a través de espejos comunicantes, habitando un reino desconocido e intermedio entre ambas dimensiones.
Te entrego el secreto de los secretos: los espejos son las puertas por las que la muerte viene y va. Mírate toda tu vida en un espejo y verás la muerte afanándose como las abejas en una colmena transparente
, revela Heurtebise a Orfeo, poeta exitoso obsesionado con encontrar de nuevo esta voz profunda y auténtica de la auténtica poesía, que lo ha abandonado.
La ópera de Glass se estrenó a escala mundial en 1993, en el Teatro de Repertorio Americano, de Cambridge, Massachusetts. En su versión en España contó con la dirección musical de Jordi Francés al frente de la orquesta titular del Teatro Real y de dos repartos de voces mayoritariamente españolas, con dirección de escena y figurines de Rafael R. Villalobos.
Alternaron en la interpretación de los distintos papeles los barítonos Edward Nelson y Alejandro Sánchez como Orfeo; las sopranos Sylvia Schwartz y Natalia Labourdette, Eurídice; las sopranos María Rey-Joly e Isabella Gaudí en el papel de la princesa; los tenores Mikeldi Atxalandabaso e Igor Peral, Heurtebise; los tenores Pablo García-López y Emmanuel Faraldo como Cégeste, el reportero y Glazier; la mezzosoprano Karina Demurova, Aglaonice; en los bajos Cristian Díaz, el poeta, y David Sánchez, el juez.
En la puesta en escena se evocan las dos dimensiones de la figura de Orfeo, la del poeta obsesionado con la creación y la escritura, y la del amante apasionado capaz de visitar el inframundo para rescatar a su amada Eurídice de las garras de la muerte.
Con esta ópera, el Teatro Real vuelve a presentar en su escenario una obra de Glass, después de que en 1998 montó O corvo branco, y en 2013 The Perfect American. En este caso, al tratarse de una ópera de cámara, se realizó el estreno en la sala Roja de los Teatros del Canal, cuyo público recibió con alborozo y aplausos esta versión del Orfeo de Glass.