Intel planea miles de despidos para hacer frente al desplome del mercado de PC
Intel planea llevar a cabo un importante recorte de plantilla, que podría traducirse en miles de despidos, según informa Bloomberg. La compañía buscaría así reducir costes y hacer frente al fuerte deterioro del mercado de PC, que según Gartner se desplomó un 19,5% en el tercer trimestre de 2022; la caída más pronunciada en más de dos décadas. También IDC pronosticó este lunes un retroceso en este mercado del 15%.
Los despidos se anunciarán este mes, coincidiendo con la presentación de resultados del tercer trimestre de la compañía el 27 de octubre, tal y como explican fuentes no identificadas a la citada agencia. Algunas divisiones, como ventas y marketing, podrían sufrir recortes de personal de alrededor del 20%, pero se desconoce el reparto geográfico de los despidos. El gigante estadounidense de los chips cerró julio con 113.700 empleados en todo el mundo.
La medida llegaría después de que la facturación y los beneficios de Intel se desplomaran en el segundo trimestre de este año y los ingresos de su negocio de PC cayeran un 25% hasta los 7.300 millones de dólares. Y es que, después de que la pandemia disparara la demanda de dispositivos tecnológicos (entre ellos ordenadores y móviles) para el teletrabajo y la educación no presencial, el gasto de los consumidores en la segunda mitad de este año se está viendo afectada por los efectos de la inflación, el aumento de los tipos de interés y la tensión geopolítica.
Los analistas esperan que la compañía con sede en Santa Clara (California) anuncie a final de mes unas ganancias de 34 centavos por acción sobre unas ventas de 15.430 millones de dólares, frente a los 1,71 dólares por acción e ingresos de 19.190 millones del tercer trimestre del año anterior.
La última gran ronda de despidos en Intel, que supuso la salida de 12.000 trabajadores, tuvo lugar en abril de 2016. Entonces supuso un recorte del 11% de su plantilla. La compañía ha hecho recortes más pequeños desde entonces y ha cerrado varias divisiones, incluidas sus unidades de módem celular y drones. Al igual que muchas empresas de la industria de la tecnología, Intel también congeló la contratación a principios de este año, cuando las condiciones del mercado se agriaron y crecieron los temores de una recesión.
Pat Gelsinger, el CEO de la multinacional, batalla desde que asumió el cargo a principios de 2021 por devolver a la empresa su antigua gloria como fabricante de chips de vanguardia. Esto supone desarrollar nuevas capacidades de fabricación en la empresa, que si bien han tenido sentido durante la escasez mundial de chips, también tendrán un impacto sobre sus márgenes y rentabilidad.
Según Marketwatch, Gelsinger defendió en 2021 su plan de capital, prometiendo que los márgenes se mantendrían «cómodamente por encima del 50%», una promesa que caducó en nueve meses, después de que el desafiante 2022 redujera los márgenes a alrededor del 45% en el segundo trimestre.
Es probable que los nuevos despidos estén destinados a reducir los costos fijos de Intel, posiblemente entre un 10% y un 15% y lograr que la empresa sea más eficiente, según apunta el analista de Bloomberg Intelligence, Mandeep Singh. Estima que esos costes oscilan entre al menos 25.000 y 30.000 millones de dólares.
Durante su llamada con analistas tras la presentación de resultados del segundo trimestre, Intel ya reconoció que podría hacer cambios para mejorar las ganancias. «Estamos reduciendo los gastos básicos en 2022 y buscaremos llevar a cabo medidas adicionales en la segunda mitad del año», dijo Gelsinger. Las acciones de Intel han caído más del 50% en 2022, con una caída del 20% solo en el último mes. Ayer retrocedieron un 0,6%.
Intel ha estado tratando de recuperar su equilibrio en la industria mediante el lanzamiento de nuevos procesadores de PC y semiconductores gráficos. Una parte clave de su estrategia es vender más chips al mercado de centros de datos, donde sus rivales AMD y Nvidia han hecho incursiones. El martes, Google reveló nueva tecnología impulsada por Intel para sus granjas de servidores que ayudará a acelerar las tareas de inteligencia artificial. La compañía, que hasta ahora se había dedicado básicamente a fabricar chips que ella misma diseñaba, también ha apostado por el negocio de fundición, es decir, por fabricar por encargo chips que otras empresas diseñan, un área dominada por el gigante taiwanés TSMC, que fabrica entre otros para Apple.
Los desafíos que afronta Intel van más allá de la caída del mercado de PC. El gasto en tecnología en general se está desacelerando por la situación macroeconómica, lo que influye también en otras unidades de negocio de la compañía. El citado analista asegura que con los precios de los ordenadores personales estancados y la demanda debilitándose, Intel podría necesitar también un recorte de dividendos para compensar los vientos en contra del flujo de efectivo. Pero el gigante de los chips planea vender acciones de su unidad de conducción autónoma Mobileye que puede aliviar esas preocupaciones, añadió. La salida a Bolsa podría situar el valor de Mobileye en unos 50.000 millones, lejos de los 15.300 millones de dólares que pagó por ella.
La guerra que mantiene EE UU y China por dominar el negocio de los chips de vanguardia tampoco ayudan a despejar los nubarrones sobre el negocio de Intel y de otros fabricants de la industria de semiconductores, pues las nuevas restricciones impuestas el pasado viernes por Washington a las empresas chinas de semiconductores afectará también a los fabricantes del sector estadounidense, que ven limitada su capacidad de vender su tecnología al país asiático y pueden ver sus fábricas en China perjudicadas.
Intel, en cualquier caso, no es el único fabricante de chips que está sufriendo. Samsung Electronics y Advanced Micro Devices tampoco han cumplido con las previsiones en el último trimestre. La surcoreana, el mayor fabricante de chips de memoria del mundo, registró una caída del 32% en sus ingresos operativos, mientras que el fabricante de procesadores para PC, AMD, dijo que no cumpliría sus propias previsiones en unos 1.000 millones de dólares.