Los Veintisiete urgen a Bruselas a que elabore una propuesta concreta sobre la ampliación de la ‘excepción ibérica’
España critica la «falta de ambición» del texto, tras las duras negociaciones con Alemania y Países Bajos, que se negaban a poner un límite al precio del gas
La unidad europea acabó convertida este jueves en un veinticinco contra dos. Las negociaciones para poner un tope al precio del gas en toda la Unión Europea (UE) enfrentaron a Alemania y Países Bajos -que se niegan a una medida de este tipo- con la amplia mayoría del bloque, que pide limitar el gas «urgentemente». Los líderes europeos anticiparon que se trataría de una discusión larga que continuaría a altas horas de la madrugada. Y acertaron. Finalmente, el texto aprobado por los Veintisiete da luz verde a algunas de las medidas propuestas por la Comisión Europea y le urge a trabajar en «una propuesta concreta» sobre la ampliación de la ‘excepción ibérica’.
Los líderes europeos aprobaron la compra mínima obligatoria del 15% de forma conjunta, lo que supone un impulso a la plataforma de adquisición de gas de la UE. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ya advirtió ante el pleno de la Eurocámara de que es «absolutamente necesario mutualizar la demanda», para utilizar el peso que tiene el bloque en el mercado y frenar los costes energéticos.
También hubo acuerdo en torno a la creación de un mecanismo de corrección del mercado del gas para limitar la volatilidad de su precio. Y, quizás, el punto más ambicioso del texto en el que los Estados miembro pidieron a la Comisión Europea una propuesta «concreta» para limitar el precio del gas que se usa en la generación de electricidad, un modelo que ya funciona en España y Portugal.
«Prevalece la unidad y solidaridad», insistió el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel. Países como España, sin embargo, criticaron la falta de ambición del texto pactado. De hecho, ya desde la cumbre informal de Praga, hace dos semanas, un grupo de quince Estados miembro trata de presionar a Bruselas para que vaya más allá en sus propuestas e imponga un techo a todo el gas que importa la UE.
La negativa de Alemania y Países Bajos, sin embargo, está frenando la adopción de medidas de este tipo. Ayer, el canciller alemán, Olaf Scholz, apuntó que aún hay muchas preguntas abiertas sobre los mecanismos para topar el gas. «El debate es cómo hacemos para bajar los precios y a la vez tenemos suficientes suministros», deslizó. El primer ministro holandés, Mark Rutte, se mostró más abierto a llegar a un acuerdo y pidió a Bruselas garantías de que los países europeos tendrán suministro si se impone un techo de precios.
La falta de gas preocupa especialmente a los países del Este y Europa central, ya que tienen más dificultades para encontrar vías de suministro alternativas. Por ello, Scholz defendió ayer que un tope europeo al gas debe estar coordinado con «otros consumidores de gas, por ejemplo Japón y Corea de Sur, para que no compitamos unos con otros».
Tras la reunión, el presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró que confía en que las primeras medidas urgentes estén listas «a finales de octubre o principios de noviembre».
El presidente francés, Emmanuel Macron, hizo referencia a esta división entre socios, asegurando que esperaba que los mecanismos que contaban con un «amplio consenso» pudieran alcanzar «la unanimidad» durante el encuentro.
Ya en la cumbre informal de Praga, hace dos semanas, varios líderes se refirieron al «egoísmo» alemán, tras el anuncio de Berlín de un escudo de 200.000 millones para proteger a sus ciudadanos y empresas. Este jueves, el canciller alemán, Olaf Scholz, apuntó que aún hay muchas preguntas abiertas sobre los mecanismos para topar el gas. «El debate es cómo hacemos para bajar los precios y a la vez tenemos suficientes suministros», deslizó.
La falta de gas preocupa especialmente a los países del este y Europa central, ya que tienen más dificultades para encontrar vías de suministro alternativas. Por ello, Scholz defendió este jueves que un tope europeo al gas debe estar coordinado con «otros consumidores de gas, por ejemplo Japón y Corea de Sur, para que no compitamos unos con otros».
«Llegamos tarde»
En el otro extremo se situaron países como España, que reconocieron que el paquete de medidas propuesto por Bruselas «se queda corto». «Llegamos tarde», reconoció Pedro Sánchez. El dirigente lituano, Gitanas Nauseda, por su parte, no descartó lograr un acuerdo sobre un límite al gas: «A veces estos compromisos se consiguen en el último minuto», subrayó.
Sobre la mesa también estuvieron el resto de propuestas de emergencia de Bruselas, entre las que se encuentra la obligación de que los países europeos llenen al menos el 15% de sus reservas gasísticas a través de compras conjuntas. Es «absolutamente necesario mutualizar la demanda», defendió hace varios días la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, que quiere utilizar el peso que tiene el bloque en el mercado para frenar los costes energéticos.
Los líderes europeos también debatieron sobre la creación de un mecanismo para corregir la excesiva volatilidad del mercado del gas. Y, a largo plazo, la UE se plantea desarrollar un nuevo índice de referencia para fijar el coste del gas alternativo al TTF holandés, que actualmente está elevando los precios. Con las reservas europeas casi llenas, el coste de la energía parece haberse estabilizado, pero todos los Estados miembro temen el aumento de los costes en primavera, cuando comience la temporada de reabastecimiento.